Brindis al sol
Doña Pilar López y Doña Carmen Villanueva. Alcaldesa y Vice alcaldesa del pueblo de Valdemorillo, Madrid.
Cuando
hablamos de VERDAD y MENTIRA, estamos
analizando dos cosas completamente distintas. Dos polos opuestos, es como si
estuviéramos hablando de la noche y el día, lo blanco y lo negro, la vida y la muerte….
El
ser humano ha llegado a descubrir que mintiendo, puede manipular a otros, pero
al final quién miente sabe que dentro de
su conciencia rea, saben que AL FINAL LA VERDAD LLEGARÁ.
Muchas personas falsean, porque saben que al mentir están creando algo ilusorio,
falso para ellas, y que esta falsedad puede ser aceptada como real para otros.
Es por eso que nosotros tenemos el intelecto, para poder investigar y llegar a descubrir por nuestro propio medio la verdad y así poder apartar a un lado, todo aquello que parezca falso o mentira. Así que os invito a llegar a conocer la verdad. Pero diréis, de qué verdad hablo. Me refiero a la verdad de todo, de todo lo que veis, leéis y oís.
Es por eso que nosotros tenemos el intelecto, para poder investigar y llegar a descubrir por nuestro propio medio la verdad y así poder apartar a un lado, todo aquello que parezca falso o mentira. Así que os invito a llegar a conocer la verdad. Pero diréis, de qué verdad hablo. Me refiero a la verdad de todo, de todo lo que veis, leéis y oís.
A
los primitivos estudiantes egipcios se les pedía como requisito que no creyeran
absolutamente en nada de lo que los maestros les fueran a enseñar, si no que
más bien se pusieran a experimentar por ellos mismos los resultados y pudieran
sacar sus propias conclusiones. No aceptar por verdad lo que no fuera contrastado y sin que ellos pudieran
experimentar.
Desgraciadamente
la mentira: apenas se penaliza. Hay sobre ello múltiples ejemplos donde se
manifestaba a borbotones. La ciudadanía admite como pauta de comportamiento de
los políticos la falta de verdad como si fuese algo inevitable. Que un político
diga una cosa y haga lo contrario parece, que es normal o tolerable. Y como el
mentiroso sabe que esto no es castigado, sigue mintiendo y metiendo la mano en
el cazo común. Eso es así en todos los lugares y colores aunque, aún siendo sea
injusta la generalización el cúmulo del engaño masivo lo ostenta el gobierno
central que a raudales está haciendo en todos los campos lo más contrario a lo
que prometía hace muy poco. Luego se buscarán justificaciones, también falsas:
“es lo único que podíamos hacer”, no teníamos libertad para tomar otras
decisiones”, “si
actuáramos de otro modo, cometeríamos prevaricación”, etc. En
definitiva, excusas que engordan la bola de nieve de la mentira.
Se
puede juzgar a un político por múltiples razones: por su eficacia, por resolver
problemas en lugar de crearlos, por su coherencia, por su coraje, por su
sintonía con nuestros planteamientos ideológicos básicos o por muchos otros
factores, incluso hasta psicológicos. Pero también deberíamos introducir mucho
más el elemento de
la credibilidad como factor de elección.
Si
se vuelve a votar a un dirigente que actúa como difusor de mentiras masivas,
estamos legitimando su actuación y permitiéndole que en el futuro siga engañando impunemente.
No nos quejemos entonces. Si, por el contrario, nos atrevemos a decirles: no
les voy a renovar mi confianza por sus múltiples engaños, les estamos dando una
lección de madurez y diciéndoles, como en el anuncio de un conocido
establecimiento comercial: yo no soy tonto.
Porque
cuando algunos políticos engañan de modo contumaz están menospreciando a la sociedad.
Y cuando los ciudadanos admiten, o toleran que les engañen abundantemente,
están revelando una
falta de consideración muy grave. Además, cuando esto es un
comportamiento extendido, hay algo que no funciona bien en nuestra dignidad
como personas ni como comunidad.
Se
puede perdonar que un político se equivoque o tome decisiones erróneas, incluso
que tenga alguna desviación respecto sus promesas electorales. Admitamos unos
márgenes. Pero cuando se instala ese comportamiento como algo constante,
si lo consideramos como algo inevitable, les estamos dando permiso o bula para
que sigan mintiendo o aún más.
Hace
años en uno de los acontecimientos más trágicos de nuestra historia reciente
alguien dijo, sobre la gestión de aquel hecho, con énfasis y acierto: “LOS
ESPAÑOLES NO NOS MERECEMOS UN GOBIERNO QUE NOS MIENTA”. En aquel
momento, eso fue un aldabonazo que hizo girar votos y cambiar el resultado
predecible de unas elecciones. Hoy ese dirigente, aunque siga en primera línea,
esta amortizado y no está en condiciones de legitimidad de decir eso mismo.
Pero alguien, mucho mejor en plural, ha que tener una mínima autoridad moral y
valentía para decir: dejen ya de mentir. Pocas voces de intelectuales
comprometidos con una ética pública resuenan. Pero, al menos, sí deben
ciudadanos anónimos ir concienciándose y extendiendo a otros que en ningún caso
y en modo alguno, aunque sean “de los nuestros”, puede tolerarse tanta mentira.
Hay
que expresarles: dígannos la verdad, adminístrela si quiere, no nos diga
todo lo real, pero, por favor, no hace falta que de modo constante nos engañen.
Solo si reaccionamos con firmeza y claridad frente a la mentira compulsiva y
masiva, cambiaran nuestros políticos. En otro caso, no nos quejemos de que
sigan haciéndolo y aún más, se rían, con razón, de nosotros. En tal
supuesto, acaso, es que si estuviéramos en su lugar también mentiríamos como
ellos. Quizás, por eso, seamos tan tolerantes. Yo desde luego no lo comparto
porque yo no soy ni quiero que ellas me consideren un tonto.
El presidente de la Xunta ha luchado siempre por desvincularse de la trama Gürtel y su potente conexión con el PP gallego a través de Pablo Crespo, ex secretario de Organización (1995-2003) y número dos de Francisco Correa hasta la imputación y detención de ambos por corrupción. Alberto Núñez Feijóo, cuando se le pregunta por Crespo como detonante de una presunta financiación ilegal de todo el partido, tal y como indican las últimas investigaciones judiciales, apela a su militancia tardía en el PP y asegura que él responderá de los hechos que se corresponden con su liderazgo del partido en Galicia, al que accedió en 2006.
ResponderEliminarSin embargo, el "hecho" que se le ha presentado ahora en forma de fotografías con el narcotraficante Marcial Dorado y aunque sean de "hace casi 20 años" -como él se ha esforzado en recordar una y otra vez en su rueda de prensa de ayer-, se trata de otra vuelta de tuerca de un clásico de la política gallega que comienza ya en la transición: la relación entre el narcotráfico y AP-PP o, lo que es lo mismo, la convivencia -identificación, en muchos casos- de los capos del contrabando de tabaco y el tráfico de drogas con los políticos conservadores liderados por Manuel Fraga antes de ser éste relevado por Feijóo.
La vehemencia con la que Feijóo ha pretendido desentenderse de la etapa de Fraga y los comienzos de AP-PP en Galicia podrían estar pasándole factura, razonan en su partido, más allá de la estrategia de la oposición socialista y nacionalista, que recuerdan ahora al presidente y al PP gallego (sobre todo, al de Ourense de José Manuel Baltar) cómo se ensañaron con el vicepresidente gallego Anxo Quintana (BNG) cuando se publicaron las fotos de éste en el yate de Jacinto Rey , propietario del Grupo San José y adjudicatario entonces de un importante paquete de megavatios en un concurso eólico que generó gran polémica. Precisamente, fue el entonces
El presidente de la Xunta ha luchado siempre por desvincularse de la trama Gürtel y su potente conexión con el PP gallego a través de Pablo Crespo, ex secretario de Organización (1995-2003) y número dos de Francisco Correa hasta la imputación y detención de ambos por corrupción. Alberto Núñez Feijóo, cuando se le pregunta por Crespo como detonante de una presunta financiación ilegal de todo el partido, tal y como indican las últimas investigaciones judiciales, apela a su militancia tardía en el PP y asegura que él responderá de los hechos que se corresponden con su liderazgo del partido en Galicia, al que accedió en 2006.
Sin embargo, el "hecho" que se le ha presentado ahora en forma de fotografías con el narcotraficante Marcial Dorado y aunque sean de "hace casi 20 años" -como él se ha esforzado en recordar una y otra vez en su rueda de prensa de ayer-, se trata de otra vuelta de tuerca de un clásico de la política gallega que comienza ya en la transición: la relación entre el narcotráfico y AP-PP o, lo que es lo mismo, la convivencia -identificación, en muchos casos- de los capos del contrabando de tabaco y el tráfico de drogas con los políticos conservadores liderados por Manuel Fraga antes de ser éste relevado por Feijóo.
Las mentiras de tapadillo afloran, de manera clamorosa en épocas de crisis . Siempre hay alguien que estuvo en la pomada y dejo de estar. Es quien se encuentra en mejores condiciones para largar