REFLEXIONES DE UN MAYOR A SUS NIETOS

 

Con todo mi cariño. También a los jóvenes.

Quiero dirigirme a vosotros con el corazón, desde la experiencia de alguien que ha vivido lo suficiente para entender lo que realmente importa en la vida, en el mundo en el que estáis creciendo.

No os dejéis engañar por la idea de que tener “es guay”. Con el tiempo, os daréis cuenta de que lo más importante no se puede comprar: los momentos con seres queridos, la salud, las experiencias que os llenan el alma, el tiempo para disfrutar de lo simple y la oportunidad de vivir según valores. Y de una manera muy especial el amor, a todos los que queréis y decírselo.

Con el paso de los años, a medida que tomamos conciencia de lo que nos queda por vivir, se hace más evidente una realidad inquietante: la sociedad de consumo avanza imparable, moldeando vuestras prioridades y redefiniendo lo que significa vivir bien. Es crucial reflexionar y actuar, no solo para cambiar nuestra relación con el consumo, sino también para hacer pedagogía con las generaciones jóvenes, alertándolas de los peligros de un modelo que pone lo material por encima de valores fundamentales. Ahora la sociedad, prioriza la acumulación de bienes, el crecimiento económico y desvía nuestra atención de lo verdaderamente esencial: las relaciones humanas, el tiempo de calidad, el respeto por la naturaleza y el cuidado de nosotros mismos.

Debeis priorizar valores que siempre han sido fundamentales: la solidaridad, el amor, el respeto, la gratitud, y la capacidad de disfrutar de lo simple. Sin embargo, cambiar esta mentalidad no es únicamente una responsabilidad individual. Es, además, una lucha colectiva que exige cuestionar las estructuras que perpetúan la desigualdad y promueven la cultura del "trabajar más para tener más" y sostenida por sistemas que favorecen el lucro de unos pocos a costa del bienestar de la mayoría.

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