Tu libertad termina donde comienza la mía.
LIBERTAD=capacidad de decidir. EDUCACIÓN=madurez,conocimientos
El artículo 2.1 de la Constitución dice que: La persona tiene derecho a la vida, a su identidad, a su libre desarrollo y bienestar. Para lograrlo, sin duda, debe ser libre. Es obligación del Estado asegurar esa libertad para que cada cual cumpla con la realización de su proyecto de vida, que es la máxima aspiración de un ser humano.
La libertad se impone como capacidad de decidir por sí mismo lo que se ha de hacer para ser lo que se quiere ser: somos, cuando nos adueñamos de nuestras propias decisiones y afianzamos nuestra independencia, cuando nuestra voluntad se enfrenta, si es preciso, a la fuerza del medio en que nos desenvolvemos. Sin embargo, la educación es un proceso de adquisición de la madurez a través de conocimientos, hábitos y destrezas, virtudes y actitudes.
La educación, tan venida a menos entre nosotros, en el hogar, en el pueblo, en la escuela, en los ejemplos de vida, en los medios de comunicación y en las redes sociales es importante porque evita la simplificación del concepto de libertad. Hay dos maneras de entenderla. La primera, como la posibilidad de librarse de sujeciones y obligaciones, como la destinada a proteger mi autoexpresión, a decir cuánto desee, considerando que el Estado es una amenaza para el individuo. La segunda, en un sentido positivo, consiste en la capacidad de ser libre para alcanzar determinadas metas y objetivos, lo que obliga a preservar la amplitud y la franqueza del debate. Ésta es una forma de entender la libertad en términos sociales, pues la libertad de expresión es un derecho público, un instrumento para la determinación colectiva.
La cultura actual ha concedido a la libertad un valor muy principal. Sin embargo, no se educa en la tolerancia como base necesaria para una convivencia pacífica, como un bien deseable para una sociedad pluralista que evita el fanatismo. El momento en que vivimos con una cierta frustración no está demostrando una enorme falta de sensibilidad y no ha logrado acabar con muchas formas de violencia. Asistimos a un recrudecimiento de la violencia y la intolerancia, que también se pone de manera descarada en las distintas manifestaciones que aparecen en las plataformas digitales. Intolerancia atroz al libre pensamiento ideológico.
Nuestra realidad social presenta perfiles contradictorios: por una parte, parece que se considera a la libertad como el valor supremo y, por contra, se huye de la auténtica libertad, la libertad íntima e interior, que es dominio de sí, señorío sobre los propios actos. Algunos identifican libertad con instinto, espontaneidad, independencia… Son los mismos que piensan que uno es libre si no es responsable de nada, si puede hacer impunemente todo lo que le apetece, olvidando que el autodominio, la templanza, el señorío sobre las apetencias es condición y raíz de libertad.
Comentarios
Publicar un comentario