Acusó al independentismo de haber despertado el fantasma del fascismo
Indalecio Prieto: “El separatismo sería el suicidio por asfixia”
A comienzo del siglo pasado
XX se constituyen los partidos políticos nacionalistas auspiciados por la
poderosa burguesía oligarca catalana. Esta élite de poder afincada en
Barcelona, cuyos privilegios medievales les habían convertido en Grandes de
España, muestran desprecio hacia todo lo español desde una posición insolidaria
con tintes fascistas.
El auténtico nacionalismo conservador catalán se
desarrolla a finales del siglo XIX generando un germen de identidad de lo que
ahora supone la oligarquía catalana En este periodo comenzó la Diada. En 1888
se construye la estatua a Casanova, que ahora sería testigo de los actos
reivindicativos del nacionalismo catalán, conmemorando la caída de los catalanes
en la guerra de Sucesión.
Antoni
Rovira i Virgili, uno de los pioneros del catalanismo, en su libro La
nacionalització de Catalunya (1914) escribía que la relación entre Cataluña y España
está contrastada por "una oposición
espiritual", y que la inmigración es un factor anti catalán,
proponiendo una decidida política de defensa de la lengua y la asimilación
lingüística de los inmigrantes.
A
pesar de todo, toda la documentación que existe sobre la historia de Cataluña,
así como todos los historiadores imparciales, la encuentran íntimamente ligada
a la historia de España, como para no poner en duda que siempre ha sido parte
de ella. Por eso, nunca entendí como Pablo Iglesias, representante de una
izquierda anticapitalista, adoptara una postura tan ambigua en el asunto del
Independentismo Catalán. Ahora el secretario general de Podemos en Sant Adrià
de Besòs, acusó al independentismo de haber despertado el fantasma del fascismo
como la mayor amenaza para la democracia. Asegurando que habían “fracasado” por
prometer un proyecto político que “sabían que era mentira”.
No
deja de sorprender que una buena parte de la izquierda política catalana haya
optado por el independentismo ya que la tradición ideológica de los partidos
vinculados al movimiento obrero fue siempre la de primar la solidaridad de
clase entre los trabajadores por encima de las lealtades patrióticas. No
obstante, es bien sabido que tal principio genérico se rompió a nivel
internacional en fecha tan temprana como 1914.
Sin
embargo el coordinador federal de Izquierda Unida no ve "coherente"
ser "independentista y comunista" en el contexto catalán, un
polarizado conflicto de "guerra de banderas. Por definición y desde su
origen, la izquierda no es nacionalista sino internacionalista, propugna la
unión de los pueblos y no su separación. Sus ideales: libertad, igualdad de
oportunidades, justicia social y solidaridad.
Convendría
que la izquierda actual aprendiera de Indalecio Prieto, buen conocedor del
nacionalismo vasco, cuya pulsión independentista estaba, según él, condenada al
fracaso. “El separatismo sería el suicidio por asfixia, y los pueblos no se
suicidan”.
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