Una minoría minoritaria gobierna en Valdemorillo
Un equipo de tres partidos que representa a la cuarte parte de la población
Las pasadas elecciones municipales de hace dos años, dejaron en el
pueblo de Valdemorillo, que está situado a pocos kilómetros de Madrid, sumido un
panorama kafkiano de desgobierno, con una minoría minoritaria administrando.
Eso
supone que la lista más votada que deberia haber regido, no lo hizo por un
pacto entre 5 partidos con visos de
inestabilidad que pudo formar un
gobierno municipal y de esta manera sacar al PP del gobierno municipal que venía
haciéndolo desde hacía 20 años.
El
pacto, ahora roto, suponía una mayoría absoluta compuesta por 3+3+1+1+1. Como
estaba dentro de lo previsible este pacto se fraccionó, y 3+1 de sus
representantes fueron expulsados del gobierno municipal por el otro 3+1+1. Un
solo voto supuso que un gobierno en minoría minoritaria, que representa
solamente a la cuarta parte de la población del pueblo de Valdemorillo se enrocara
para gobernar contra toda lógica de democracia representativa.
Sin
mayoría absoluta, la ley permite a los alcaldables más votados formar gobierno y gobernar. Y con una sola y única
votación (los ayuntamientos no son como los parlamentos, donde debe haber una
mayoría absoluta para constituirse). Así lo recoge la Ley Orgánica Electoral
General que, en su artículo 196, (Versión
vigente desde 02/11/2016) estipula que la lista más votada puede hacerse con la alcaldía aunque sea en
minoría. La letra y el espíritu de la norma están muy bien. Pero, ¿cómo puede
un alcalde sobrevivir cuatro años sin gozar de mayoría absoluta?. Lo ideal es
que se llegue a pactos que garanticen la gobernabilidad y la ausencia de
conflictos. Sin embargo, si esto no se produce, la ley de Régimen Local
estipula ciertas garantías para que los ayuntamientos puedan seguir funcionando
en su día a día, sin verse afectados por esa crispación política.
Así,
un alcalde que esté en minoría solo necesita el apoyo de otro grupo que le dé
mayoría en una votación del Pleno cuando se trate de aprobar cualquier cosa en
beneficio del pueblo. Sin esta posibilidad Valdemorillo puede verse abocado a
una parálisis que represente el marasmo en la gestión municipal y un impase
indeseable.
La
falta de una mayoría absoluta no impide, según la legislación actual, la
aprobación del presupuesto municipal, uno de los proyectos más importantes de
los ayuntamientos, o las ordenanzas fiscales. Ambas cosas pueden sacarse
adelante con los votos del partido que haya sacado más sufragios, aunque esté
en minoría.
Si
un alcalde está en minoría y la oposición municipal se une para bloquearle la
aprobación del presupuesto, uno de los proyectos más importantes de los
ayuntamientos, la ley permite al alcalde plantear una cuestión de confianza a
sus adversarios. Así, la oposición deberá aprobar el presupuesto.
Pero
en Valdemorillo casualmente la correlación de fuerzas actual en la oposición es
de: 5+3+1+1+1 frente a 3+1+1 del gobierno municipal y la posible moción de
censura es democráticamente posible pero políticamente quimérica con lo cual el
ayuntamiento de Valdemorillo estará sometido a desgobierno sin posible
alternativa legal.
El
nuevo marco municipal permite que un gobierno en minoría apruebe, al menos, dos
presupuestos en el mandato sin el concurso de la oposición. De hecho, al tener
poderes ejecutivos sobre los planes de saneamiento puede condicionar las
subidas de las ordenanzas fiscales. Y en política controlar el dinero es
controlar la gestión que se hace de los principales programas de la
institución.
Las
decisiones más relevantes ya no se toman en el Pleno sino en la Junta de
Gobierno Local que se ha convertido en el principal órgano de gestión. Allí se
adoptan las determinaciones relativas a las principales decisiones que afectan
a la gestión municipal. De hecho, el Pleno ha quedado como un órgano de
deliberación política que, sin embargo, mantiene poderes directos sobre las
gestiones dedicadas, por ejemplo, al urbanismo o a la cesión de los bienes
públicos. Este ayuntamiento estaba pendiente de un Plan General de Urbanismo
que con este panorama va resultar de imposible consenso.
En cuanto a las condiciones de estabilidad, un gobierno minoritario siempre es potencialmente susceptible de ser derrotado. Puede gobernar en solitario gracias a su posición moderada y a su capacidad de veto sobre el resto de alternativas que pudieran ganar una base de apoyo, pero su continuidad en el gobierno no está garantizada. La dependencia de un gobierno minoritario de la colaboración con otros grupos, las tensiones a que están sujetos sus miembros y los sectores más comprometidos ideológicamente o más ligados a ciertos grupos de interés por la política, la lucha entre los líderes a causa de las divisiones internas del partido o en su intento por formar coaliciones alternativas, los retrocesos electorales en elecciones de segundo orden, la exigencia de responsabilidades políticas y las soluciones ofrecidas a cuestiones muy complejas son todos factores que afectan visiblemente al equilibrio entre las fuerzas
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