Pensamiento y responsabilidad

lunes, 30 de enero de 2017

La sostenibilidad de Gran Vía.

Se impone por al aumento del tráfico.

Su peatonalizar, sin causar problemas a su normal funcionamiento, sería posible únicamente, si simultáneamente se conecta el tráfico ente Cibeles y Plaza de España de manera subterránea estableciéndose un trazado alternativo.
La construcción de la Gran Vía fue un proyecto que duró varias décadas de principio a fin. Los primeros bocetos datan de 1862, época en que se reformó parte del centro histórico madrileño, pero, el diseño final no llegó hasta 1899 cuando los arquitectos José López Salaberry y Francisco Octavio Palacios presentaron el proyecto. Las obras comenzaron finalmente en 1910 y terminaron en 1929.
En el siglo XIX se pensó en la apertura de una vía que comunicara el noroeste y el centro de la ciudad que facilitara el tránsito por el entramado de callejuelas que conformaban el centro histórico de la ciudad, abriéndolas así hacia el ensanche del Plan Castro, para el que se expropiaron más de 30 solares. El proyecto presentaba una avenida de 25 o 30 metros de ancho con glorietas en los cruces con las calles más importantes. Este proyecto fue el origen de la zarzuela La Gran Vía, que recoge el sentir popular sobre la transformación que suponía la construcción de la nueva vía.
Las obras comenzaron por fin el 4 de abril de 1910 (siendo alcalde, José Francos Rodríguez y presidente del gobierno, José Canalejas. El proyecto de construcción contemplaba la demolición de gran cantidad de viviendas, incluyendo varias iglesias, y la desaparición o transformación de numerosas calles.
 El área afectada sería de 142.647,03 m², que incluían 358 fincas y 48 calles, construyéndose 32 manzanas nuevas. Según los datos conservados, se demolieron 312 casas, se nivelaron 44 lotes de terreno, se desenlosaron 8.856 metros de aceras y se deshicieron 26.365 m² de empedrado y adoquinado y se quitaron 14.335 metros de cañerías de agua y de gas y 274 farolas. Para ello se transportaron y nivelaron 61.799 metros cúbicos de escombros y 31.997 de terraplenes. Posteriormente se enlosaron 18.777 m² de acera, se adoquinaron con granito 35.616 m² y se asfaltaron 11.373 m²; se construyeron 2.502 metros de alcantarillas y se canalizaron 1.315 metros para acometidas de agua, gas y electricidad, así como 7.024 metros de tubo de plomo. También se instalaron 174 bocas de incendio y tomas de agua, 219 farolas a gas y 66 lámparas con candelabros.
Actualmente la llamada Gran Vía se quedó estrecha por el incremento del tráfico que ha ido aumentando de manera exponencial por lo cual la sostenibilidad de la ciudad se impone frente al aumento del tráfico, pero la capital solamente tiene a la Gran Vía como eje entre Cibeles y la Plaza de España y su uso por el automóvil, es imprescindible si no se quiere bloquear el funcionamiento de la ciudad hacer peatonal a la Gran Vía entra en conflicto con el comportamiento urbano de Madrid.

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