Un paseo por el Maestrazgo turolense. Capitulo 1


Mirambel
Inauguro el nuevo curso con este trabajo que he obtenido de mi recorrido durante unos días de este mes de agosto por una zona de España que no conocía y me ha sorprendido agradablemente. El Maestrazgo es una comarca natural histórica que se extiende por el norte de la provincia de Castellón y el sureste de la provincia de Teruel. Su nombre deriva del término maestre, ya que estos territorios se encontraban bajo la jurisdicción del Gran Maestre de las órdenes militares del Temple, San Juan y Montesa.
Una calle típica de piedra y barro o cal
Mi recorrido lo he focalizado por toda la parte turolense próxima a Castellón delimitada por la arquitectura en piedra seca de los municipios de: Castellote, La Iglesuela del Cid, Mirambel y la capital Cantavieja. La piedra seca es ancestral técnica constructiva de origen tradicional y popular que se hace mediante el uso de piedras pero sin ningún tipo de argamasa. En ocasiones se usaba arena seca para rellenar los huecos y de ahí viene el nombre.
Las piedras se encajaban convenientemente para la construcción de: algunas viviendas, bancales, muros separadores de propiedades, represas, chozas de pastor y obra en general sin necesidad de argamasa que las una, simplemente debido a la correcta disposición, a la máxima adherencia entre piezas y a la gravedad.
Lo azul son las villas de este trabajo
El origen de las construcciones de piedra en seco es el neolítico y hay que buscarlo en la necesidad y la técnica constructiva. Seguramente la primera necesidad fue el refugiarse de las inclemencias del tiempo y la segunda la defensa ante otros grupos. El hombre pasó de ser recolector, cazador y nómada a ser agricultor, ganadero y sedentario. Esto le planteó nuevas necesidades, algunas de las cuales las resolvió empleando la piedra en seco. Ejemplos conservados se encuentran en toda Europa. Se construía encajando  convenientemente las piedras para no emplear ningún material para unirlas. Simplemente se busca una correcta y adecuada disposición intentando encontrar el máximo rozamiento entre las piezas. Se usan piedras de distintas formas y medidas en el lugar apropiado para buscar el efecto máximo de la gravedad, e intentar evitar los derrumbamientos. Esta técnica no requiere ninguna herramienta, si las piedras presentan buen aspecto, se levanta el muro con tan solo las manos. En el polo opuesto está el trabajo con sillares perfectamente tallados que encajan y se asientan sin necesidad de argamasa alguna.
La utilizada para hacer vallas aparta gran número de piedras, haciendo el campo más cultivable al facilitar el trabajo de arar. Las paredes se utilizan también para proteger la vegetación y los cultivos de los vientos dominantes que cruzan la zona. La pared seca divide y delimita campos, caminos y fincas, además de, por ello, permitir el pasto rotacional.
Puerta de acceso a la villa
El primer pueblo que conocí fue Mirambel que está situada al pie de la montaña de San Cristóbal, cerca de la rambla de Cantavieja, predominan los prados y pastizales. El centro histórico es uno de los conjuntos arquitectónicos más importantes de Aragón. Todo el casco urbano conserva en su totalidad el recinto amurallado y las construcciones, sin alterar la imagen y el ambiente Medieval y recibió en 1981 la Medalla de Oro de Europa Nostra por las tareas de restauración. Un pueblo precioso que tiene un encanto diferente a otros más conocidos turísticamente
Jaime I de Aragón otorgó el señorío de Mirambel al caballero Raimundo Beneyto. En 1157 Alfonso II de Aragón le concedió a Mirambel el mismo fuero libre que a Zaragoza. Pedro II de Aragón, que sucedió a su padre Alfonso II, confirmó la donación del territorio a la orden del Temple, que le otorgaron la carta puebla en 1243. Después de la pasada guerra civil esta preciosa localidad se ha quedado con poco más de 200 habitantes, en su mayoría mayores.

Continuará

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