martes, 23 de agosto de 2016

La regeneración en manos de nuevas generaciones



¿Hasta dónde puede la condescendencia con la corrupción?
Nos hemos hundido en el fango de la corrupción, hemos hecho de ella un espectáculo grotesco, hemos votado a políticos corruptos y somos cómplices del engaño. Vivimos en las barricadas, pero la corrupción no es exclusiva solo del PP ya que casi todos los partidos, que has ostentado el poder, han caído, más o menos en ella, principalmente los Ayuntamientos.
Ahora vemos como la mayoría claman contra la corrupción de forma interesada, porque está en juego el futuro Gobierno. Pero siguen brotando corruptos y pocos se atreven a afirmar que lo que está verdaderamente corrompido es el Sistema. Que todas las Administraciones públicas: Hacienda, Sanidad, Educación, Vivienda, Comercio, etc....  funcionan según estructuras de un poder contaminado. por el interés: enchufismo, amiguismo con apropiación del dineros públicos. Sabemos lo que ocurre, por eso aceptamos que la sociedad funcione así y sólo reaccionamos ante casos muy llamativos o extremos, sin grandes esperanzas de que esto cambie.
Vivimos nuestra visión política como una religión. Por eso se ven casos de políticos reelegidos una y otra vez, aunque se sepa que están robando o repartiendo entre su clientela. Esto ha estado ocurriendo durante años en mayor o menor medida, con el PP en Valencia, Madrid Galicia, etc., con el PSOE en Andalucía, con Convergencia en Cataluña y con el PNV en el País Vasco…. ¡Ojalá tuviésemos la conciencia de que podemos cambiar todo eso con gente nueva!....Pero lamentablemente es necesaria una catarsis para modificar conductas que no se consigue con la tibieza de quienes proclaman la regeneración. Hacen falta muchos más argumentos, más seriedad para que ese cambio sea auténtico y que obedezca a las verdaderas aspiraciones que el pueblo alberga y a las auténticas necesidades del país.
Más allá de una variación que consista en un mero cambio de gobierno, lo necesario, es un vuelco total de la situación que va desde la modificación de la Constitución hasta las reglas que rigen la información. Con normas respecto de la financiación de los partidos y el cometido que deben tener estos. Tiene que haber cambios en la ley electoral y en los modos de gestionar un gobierno, debe haber cambios en la manera controlar a quienes tienen el poder. Leyes que marquén a los políticos y que a través de ellas se les puedan exigir responsabilidades de manera inmediata.
Es necesario que un nuevo formato de campaña que comprometa a los políticos y a sus sus promesas electorales. Pero cualquier cambio debe tener como coordenadas principales el Estado de Bienestar: con políticas de carácter social y la igualdad de oportunidades. Con una corrupción controlada y con una justicia implacable para lograr un Estado de Derecho Universal que disponga de jueces independientes que puedan realizar su trabajo sin interferencias del poder.
Cabría una nueva transición política que permitiera que la verdadera regeneración democrática pueda alcanzar cotas de efectividad y de excelencia, que sea de calidad y que alcance consolidación en la sociedad hasta el punto de sentirse motivada a participar dejando atrás la tremenda desafección que a día de hoy yace en este pueblo.
Sinceramente creo que lo mejor para España sería repetir los hechos de la Transición del 77 y, aprendido de los errores, crear ahora un país mejor y más gobernable, más vivible y tolerante.

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