lunes, 18 de enero de 2016

Perroflatuas, antisistema, sucios ...


Algo está cambiando en la Cámara Baja.
Cuando el riesgo de pobreza entre los españoles menores de 16 años se sitúa en el 30 por ciento y son demasiados los niños que acuden al colegio sin desayunar, la opinión pública española pasa a interesarse por la suerte del bebe Diego, que Carolina Bescansa la diputada de Podemos osó a dar el pecho en el Congreso de los Diputados, ¡que escandalo! Hasta donde vamos a llegar.
España, otorgaron más categoría a la presencia de un bebé en el Congreso, que al hecho de que tomara posesión de su acta un diputado a presunto corrupto blanqueador, honorable comisionista del PP. Le tenemos menos miedo y menos asco a un corrupto que a un bebe o a unas rastas que fueron primera página de una parte importante de la prensa.
Asoman mensajes desquiciados sobre los piojos; Se hablaba de mal olor en la Cámara y los ojos espantados de Rajoy que no daba crédito a alguien con “rastas” en el hemiciclo; así como a una madre con su hijo en los brazos… ¡Dios Santo! ¿Hasta dónde vamos a llegar? Incluso el mismo “coletas”, Pablo Iglesias, se atrevió a levantar el puño, cuando en la solemnidad de la Cámara solo se habían dado, hasta ahora, casos de insultos, pitas, pateos y menosprecios, discursos tan triviales como insólitos, o desprecios a la ciudadanía: ¡Que se jodan!. Nada tan escandaloso como prometer de otra manera incluyendo una muletilla.
Algo se está moviendo con el mismo método: los reaccionarios y los medios de la caverna calumniando cuanto pudieron a los que llamaban “perroflatuas”, antisistema, sucios y revolucionarios, sin organización ni argumentos, a quienes desafiaron a integrarse en las instituciones clásicas, sin enterarse que de llegar a ellas podrían cambiarlas en lugar de ser domesticados, como ellos pretendían. Por lo que ahora, en las mismas, de nuevo descolocados, repiten los mismos registros. A la derecha tra
dicional le ha crecido un forúnculo en el mismísimo trasero…., la dura realidad de la calle ha entrado en la Cámara Baja
El efecto de sobredimensión, ignorancia donde la haya, no está la sobrerrepresentación sino en la sobre reacción, es su griterío lo que permite aclarar el contenido de escándalo argumental, brindando la oportunidad de esclarecer el porqué de la enorme magnitud de la enunciación sin apenas enunciado. El auténtico estaba oculto en las formas que vienen a disolver las nuevas: los desahucios los dejaban de resolver casi en silencio con códigos de buenas conductas, como en silencio del decreto ley insertaban reformas sin debate. Hasta una reforma laboral de carácter destructivo se pudo introducir contra los trabajadores bajo el estruendo de los palmeros que no aceptaron negociación alguna.

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