La voluntad de cambio
Pero,… ¿realmente quién manda en España?
Estamos abocados a que nuevamente
nuestro Parlamento sea una
representación teatral, con diputados creyendo que son los comediantes del
pueblo. Con ciudadanos convencidos de que su voto sirvió para algo.
Seguro que sigue habiendo más de un parlamentario, que
nos representa, que roba y encima de robar, no paga impuestos escaqueando el
dinero fuera del alcance de la fiscalidad, que no contribuye al crecimiento del
país y encima pretende que los trabajadores tengan menos derechos, menos dinero
en sus bolsillos. Que se empeña en deudas con la banca y obedece los dictados de
quienes, después de ir a misa con traje y corbata, se llevan sus sacas engordadas
a paraísos fiscales. Que salen por los medios diciendo que son los representantes
de los derechos, de la libertad y la justicia, del respeto a la Constitución.
Estos garantes del crecimiento y de la estabilidad conceden
obras a cambio de comisiones, aprueban presupuestos favoreciendo a los
cómplices del robo, y tapan las indecencias de quienes no se hartan de llevarse
el dinero de todos a sus bolsillos para evadirlo del fisco. Estos
“elementos” que gracias a su mezquindad y su bajeza moral, han hecho que la
parte más numerosa de los seres humanos se sometan a los caprichos de los
poderosos, y cuya pequeñez intelectual impide que otros puedan aspirar a una
vida digna.
Estamos
condenados a convivir con el capitalismo durante mucho tiempo (por muchos
indicios que veamos, su final está lejos), así que lo único que nos queda es
trabajar en el cambio de conciencia, en aprender a apreciar el más exiguo
hálito de vida, entender que la felicidad es una actitud y que de nuestro
presente se construye el futuro. Ser generosos y esforzarnos en dejar a
nuestros hijos el camino desbrozado. No hay mal que cien años dure (bueno,
hasta cierto punto es un decir). Si creamos una sociedad de personas
conscientes, generosas, valientes, austeras (en su justo término), al final la
especie se habrá curado de codicia. No hay más desprecio que el no aprecio. El
día que el capital sea mayoritariamente ninguneado, morirá. A partir de ahí, la
vida será capital. Solo con aprenderme el mapa de tu piel me doy por
satisfecho; el ser humano completo será un amante.
Tenemos
una oportunidad excepcional para iniciar un nuevo camino. Ahora dependerá de
que haya voluntad de cambio y de que se sepa interpretar de manera adecuada la
voluntad que expresó el pueblo en los pasados comicios electorales. Si no
aprovechamos el momento, debemos incluir en el efecto que producirá esa
irresponsabilidad, el resultado de saber que hemos empezado la cuenta atrás
para ser cualquier cosa menos personas.
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