viernes, 1 de enero de 2016

La nueva izquierda



Como alternativa al neoliberalismo excluyente
La máquina del neoliberalismo continúa interviniendo en todos los lugares marcados por sus intereses económicos, sin dejar que ningún evento pudiera perturbar el negocio que controla y asiste. Las izquierdas son la única alternativa conocida para abrir los aliviaderos por donde la sociología discurra.
Este rodillo inmutable sigue produciendo miedo a gran escala y, trunca la esperanza que puede encontrar en los rincones más recónditos de la vida política y social de las clases populares, la desmenuza, la procesa y la transforma en atolondramiento, empleando para ello todos los mecanismos a su servicio como son la mayoría de los medios de comunicación de masas.
La nueva izquierda es la única alternativa que puede atajar ese aparatoso engranaje abriendo los aliviaderos por donde la sociología de las emergencias discurre, haciendo el trabajo, de formular y amplificar las tendencias, los “todavía no”, que apuntan a un futuro digno para las grandes mayorías. Para que se pueda lograr se hace imprescindible que los partidos de izquierdas sepan conocer la realidad social y plantar cara a esta situación sin que se note el miedo escénico de este enfrentamiento tan desigual y que se permita hincar semillas de esperanza, injertar en terrenos fértiles donde cada vez más ciudadanos sientan que pueden vivir bien, evitando la presencia de la trituradora neoliberal. Para que esto pueda ser posible, la izquierda sociológica debe mantenerse firme, conservando aquello que puede darla estabilidad, utilizando de manera eficaz los resortes lícito del movimiento de masas como el 15 M para que permanezcan firmes sus luchas fundamentales.
La crisis financiera y política, sobre todo a partir de 2011, y el movimiento de los indignados, fueron detonantes de nuevas emergencias políticas en las que estuvo presente la nueva relación partido-movimiento y la articulación entre democracia representativa y democracia participativa, la reforma constitucional y, en el caso de España, las cuestiones de la plurinacionalidad. El partido PODEMOS representa, mejor que cualquier otro, estos aprendizajes, incluso cuando sus dirigentes fueron desde el principio conscientes de las diferencias sustanciales entre los contextos político y geopolítico.
El ciclo político que está emergiendo en Europa del sur es, una incógnita pero podría ser la envolvente que precisa la parte de Europa que se encuentra en la peor situación económica, incluyendo Italia y Francia. Diríase que las divergencias internas en la familia de las izquierdas son parte de su código genético, tan constantes como han sido a lo largo de los últimos doscientos años. Por razones obvias, las discrepancias han sido más amplias o notorias en democracia. La polarización llega a veces al punto de que una rama de la familia ni siquiera reconoce que la otra pertenece a la misma familia. Por el contrario, en períodos de dictadura los entendimientos han sido frecuentes, aunque terminen una vez acabado el período dictatorial.
Ahora teniendo una mayor pluralidad parlamentaria consigamos mayor democracia y disfrutemos de leyes que nos han empobrecido y despojado nuestros derechos y recursos. Esto es lo que nos gustaría aunque la realidad, dado los intereses partidistas de los electos, nos vislumbra un futuro nada prometedor donde unas nuevas elecciones están más cantadas que el sorteo del 22 de diciembre.

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