La realidad feminista



El empoderamiento femenino debe pasar por la concepción de la pareja

Modificación de un historico cartel
El desarrollo democrático se debe constatar en el posicionamiento de la opinión pública con respecto de la violencia de género, la toma de conciencia sobre la situación de la prostitución en España, el aumento de servicios sanitarios, de escuelas públicas, el logro de la igualdad salarial, los puestos de decisión para las mujeres y la enseñanza del feminismo en todos los grados de la enseñanza obligatoria.

La realidad feminista debe ser asumida por todas las tendencias políticas que pretendan marcar un estilo democrático en estado puro. La sociedad en su conjunto, debe marcar, decidir cuándo y cómo debe calificarse de democrático un sistema que aún mantiene las desigualdades que sufren las clases trabajadoras respecto a los dueños de los medios de producción, siendo las féminas las más perjudicadas respecto a los hombres de su misma clase social.  En las grandes fábricas donde existen mujeres y hombres, la discriminación en el sueldo por el mismo trabajo es una realidad. La emancipación de las mujeres debe pasar por una revolución total en la concepción de la pareja, el desarrollo y manutención de los hijos y un reparto total de las tareas en el núcleo familiar.

Resulta imprescindible que en estas nuevas citas electorales, municipales, autonómicas y estatales los partidos políticos en su conjunto tomen conciencia definitivamente de que la mitad de los votantes son mujeres. Y que no es posible presumir de demócratas cuando en su hacer político, que ya dura casi cuatro décadas, todavía no se ha conseguido una igualdad real en todos los ámbitos de la vida social en España. Todavía siguen mostrándose signos de una política machista que afecta en muchos aspectos del comportamiento de los mercados y de los medios de comunicación social. 

Si no hubiese sido por la expuesta lucha del Movimiento Feminista los partidos, no hubieran aprobado las leyes y medidas que hoy afirman la igualdad legal entre el hombre y la mujer. Lo que se demuestra con el enorme retraso que sufre la implantación real de tales normas jurídicas después de décadas de haber finalizado el antiguo régimen. Y sobre todo, ese desdén por la participación de las mujeres en la política se demuestra con las imágenes de los principales dirigentes de todas las candidaturas, donde aparecen pocas mujeres en posiciones destacadas, en puestos de verdadero poder.

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