jueves, 28 de mayo de 2015

El miedo a la libertad



Por un nuevo paradigma social mucho más justo.
Mi amiga Emma, me ha dado pie a plantear aquí, en este momento y ahora, hacer tomar conciencia de otra realidad para todos aquellos que han utilizado el poder para enriquecerse, para privatizar y ayudar a sus familiares y amigos a llevarse sus millones fuera de España y no pagar aquí los impuestos.
Que este escrito contribuyera a generarles el miedo a que se vayan acabando las amnistías y los paraísos fiscales, “los sobres de sobresueldo”, tarjetas de libre disposición, comisiones múltiples, comilones a cuenta del erario público… ¡entiendo ese miedo! pero me alegro que todo acabe porque es un escándalo y un robo que ha arruinado al país. ¿Miedo a quienes llaman “antisistema”?. No  ganado están contra este sistema neoliberal, de capitalismo excluyente donde predomina el terrorismo financiero... un sistema que el Papa Francisco ha definido como “criminal”, “que provoca miles de muertos”. Yo también soy anti-este-sistema y me cuesta creer que haya cristianos que apoyen un régimen así. Si algo ha tenido que ser verdaderamente importante en el proyecto de vida de un cristiano es la defensa de los excluidos, marginados y explotados, y su denuncia de las causas de estas situaciones. Por eso lo mataron, por luchar por la justicia, por lo mismo que mataron a los abogados de Atocha, Monseñor Romero, Ellacuria, Martin Luther King... y a tantas personas que han dado su vida por defenderla.
¿Dónde está lo peligroso de querer parar los desahucios mientras no haya una alternativa habitacional; que se quiera proponer una renta mínima para poder vivir con dignidad; que se quiera subir el salario mínimo, que se prohíba cortar la luz y el gas cuando la situación económica no permite pagarlo; que se suban los impuestos a las rentas más ricas al nivel europeo? ¿A qué peligro de desestabilización pueden llevar esas medidas cuando se ha malgastado nuestro dinero, se ha robado a espuertas, se han hecho obras faraónicas que no han servido para nada más que para traer ruina, paro, pobreza, injusticia?.
Lo verdaderamente peligroso es que la ciudadanía pueda comparar estas conductas con las de quienes, no sólo no hacen esto, sino que utilizan el cargo público para enriquecerse mientras están en él y después a través de las puertas giratorias se pasan a empresas privadas, que deberían estar al servicio de la gente y no sólo no lo está sino que da unos suelazos a quienes el poder ha favorecido. Basta de asustar, de mentir, de calumniar, de actitudes antidemocráticas que sólo conducen a la violencia, al odio, al rencor, a alimentar viejas heridas y fantasmas. ¿Es eso lo que se busca en el fondo? me daría mucho miedo que todo siguiera igual, que la impunidad, el pillaje, el sálvese el que pueda, la corrupción, los desahucios, el hambre, la desnutrición de nuestros niños, la privatización de los servicios públicos, la desigualdad creciente (tal como acaba de confirmar el INE) continuase para beneficio de unos pocos.
Lo intolerable es querer abortar la vida que en estos tiempos está brotando. No lo olvidemos lo que  decía el profeta Isaías, dejémoslo crecer y “·por sus frutos los conoceréis”

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