martes, 27 de enero de 2015

...Y ESPAÑA COMO TELÓN DE FONDO




GRECIA REVERDECE, ESPAÑA OBSERVA.


Grecia, cuna de la cultura occidental, que fundamentó su realidad económica en un liberalismo recalcitrante anejo a una minoría capitalista, vuelve a ser objeto de las miradas del proletariado del primer mundo. 

Es posible que Tsipras sea la vida para muchos griegos y  la chispa para encender Europa y conducirla hacia un cambio  urgente. La era del liberalismo económico puro y duro  de Merkel, pudiera estar dando los primeros pasos hacia el hoyo que cavaron quienes no supieron hacer otra cosa que presentar un plan austero para salvar a la economía liberal. 
Ni a Grecia le interesa marcharse del euro ni a Europa le compete que se salga, por lo cual cederán las dos partes.  Es bueno que Tsipras tenga que pactar en aquellos temas en los que se genere un conflicto importante de intereses sociales.  Por otra parte, las mayorías absolutas siempre son nocivas y propician abusos, como está ocurriendo ahora en España.
Tsipras no necesitará a nadie para gobernar con comodidad sin coalición alguna, sino que le bastará con apoyos puntuales. Si Syriza consigue regir con prudencia y mínimo acierto, será positivo para la suerte electoral de Podemos. Pero sí provoca incertidumbres o inestabilidad la perjudicará. Para el PP, según le convenga, Grecia no es España o que sí lo es, que no es igual pero es lo mismo.
Verdaderamente, España no está hundida en la pobreza de Grecia, el sufrimiento de los españoles ha sido duro pero bastante menor. Esto puede llevar a que la reacción ante las urnas no sea como allí. 
Aquí, posiblemente la caída del PSOE no sea tan pronunciada como la de los socialistas griegos y ello le permitirá constituirse en árbitro, siempre teniendo presente que los acuerdos con la derecha pueden perjudicarles como ha sucedido en el país heleno. Es muy importante reconocer que el futuro político de España dependerá de hacia dónde incline su apoyo el PSOE. Pero es muy difícil, dificilísimo, que Podemos alcance mayoría absoluta por sí sola y muy probablemente no le bastase únicamente con el apoyo de IU si finalmente este último no se coaliga.
De todos modos, y ocurra lo que ocurra en la lucha que se avecina, el triunfo de Syriza es refrescante, porque la privación griega disminuirá, y los griegos no parecen dispuestos a más gobiernos corruptos ni a nuevos padecimientos de hambre por causas heredadas.

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