QUE LA ENFERMEDAD NO NOS POLARICE O PARALICE.
EL SANO ES UN ENFERMO QUE SE
IGNORA
En el hombre existen dos principios
diferentes: cuerpo y alma. Pueden formar una sola sustancia o actuar
independientemente, produciendo enfermedades psicosomáticas hostiles agresivas y
dependencia.
La
influencia de nuestro espíritu sobre nuestro cuerpo, desde siempre ha resultado
para mí un asunto de reflexión apasionante, ya que constantemente está
influyendo en el desarrollo de nuestra vida, en la búsqueda de nuestra
identidad y en la consecución de un equilibrio que nos permita buscar y desarrollar el sentido de vida, el encuentro
de valores que nos reconozcan lograr un punto aceptable de felicidad.
Cuando
estudiaba quinto de bachillerato en el colegio, el profesor de francés Monsieur
Camaró, nos propuso como lectura el libro de Jules Romains, Knock ou
le triomphe de la médecine, que dibujaba el escenario de una
sociedad en la cual los diagnósticos médicos y una gran variedad de opciones
terapéuticas impregnaban a cada persona. La llegada a Saint Maurice, al sur de
Francia, del Dr. Knock supone una transformación de la medicina del anterior Dr. Parpalaid, basada en el primum non nocere a su medicina,
en busca de enfermos consumidores de servicios médicos. El Dr. Knock somete a
través del miedo a la población de San Mauricio, que paraliza su dinamismo para
someterse a un torrente de restricciones con el objetivo de tratar de estar
sanos. La frase de este libreto que da título al este trabajo influyó en mi
persona de manera notable y me ayudó a observar un estilo de vida.
La medicina
se erige en manos del Dr. Knock como un poder, semejante a la política, las
finanzas y el sacerdocio, capaces de generar normas y propuestas
unidireccionales para controlar y restringir la vida de la comunidad, la
libertad individual, sirviéndose de la vulnerabilidad de los enfermos. Y así el
médico, como sirviente de ese poder (la medicina) se convierte en dictador,
director.
La medicina,
para Knock, se
convierte en un producto y el médico, en su vendedor. No en vano, la verdadera
profesión de Knock es la de vendedor y se aprovecha del marketing sin tener en cuenta los sesgos que este pueda
ocasionar al servicio del beneficio económico. El paciente se convierte en
cliente. La enfermedad, en un éxito y un aliado. La salud, en un estado a
erradicar. Tal vez por eso, esta obra teatral nos puede ayudar a reflexionar
acerca de nuestro papel como protagonistas en este escenario de creación de
enfermedades y enfermos con un horizonte ilimitado y nos ayuda a pensar acerca
de la intrusión sin límites en la biografía de las personas.
Quede claro
que no pretendo alejar a nadie del diagnóstico médico, nada de eso. Lo que
pretendo únicamente es utilizar nuestra mente para intentar controlar a nuestro
cuerpo y así evitar que la enfermedad polarice y paralice nuestra vida.
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