jueves, 22 de enero de 2015

QUE LA ENFERMEDAD NO NOS POLARICE O PARALICE.





EL SANO ES UN ENFERMO QUE SE IGNORA
En el hombre existen dos principios diferentes: cuerpo y alma. Pueden formar una sola sustancia o actuar independientemente, produciendo enfermedades psicosomáticas hostiles agresivas y dependencia.
La influencia de nuestro espíritu sobre nuestro cuerpo, desde siempre ha resultado para mí un asunto de reflexión apasionante, ya que constantemente está influyendo en el desarrollo de nuestra vida, en la búsqueda de nuestra identidad y en la consecución de un equilibrio que nos permita buscar y  desarrollar el sentido de vida, el encuentro de valores que nos reconozcan lograr un punto aceptable de felicidad.
Cuando estudiaba quinto de bachillerato en el colegio, el profesor de francés Monsieur Camaró, nos propuso como lectura el libro de Jules Romains, Knock ou le triomphe de la médecine, que dibujaba el escenario de una sociedad en la cual los diagnósticos médicos y una gran variedad de opciones terapéuticas impregnaban a cada persona. La llegada a Saint Maurice, al sur de Francia, del Dr. Knock supone una transformación de la medicina del anterior  Dr. Parpalaid, basada en el primum non nocere a su medicina, en busca de enfermos consumidores de servicios médicos. El Dr. Knock somete a través del miedo a la población de San Mauricio, que paraliza su dinamismo para someterse a un torrente de restricciones con el objetivo de tratar de estar sanos. La frase de este libreto que da título al este trabajo influyó en mi persona de manera notable y me ayudó a observar un estilo de vida.
La medicina se erige en manos del Dr. Knock como un poder, semejante a la política, las finanzas y el sacerdocio, capaces de generar normas y propuestas unidireccionales para controlar y restringir la vida de la comunidad, la libertad individual, sirviéndose de la vulnerabilidad de los enfermos. Y así el médico, como sirviente de ese poder (la medicina) se convierte en dictador, director.
La medicina, para Knock, se convierte en un producto y el médico, en su vendedor. No en vano, la verdadera profesión de Knock es la de vendedor y se aprovecha del marketing sin tener en cuenta los sesgos que este pueda ocasionar al servicio del beneficio económico. El paciente se convierte en cliente. La enfermedad, en un éxito y un aliado. La salud, en un estado a erradicar. Tal vez por eso, esta obra teatral nos puede ayudar a reflexionar acerca de nuestro papel como protagonistas en este escenario de creación de enfermedades y enfermos con un horizonte ilimitado y nos ayuda a pensar acerca de la intrusión sin límites en la biografía de las personas.
Quede claro que no pretendo alejar a nadie del diagnóstico médico, nada de eso. Lo que pretendo únicamente es utilizar nuestra mente para intentar controlar a nuestro cuerpo y así evitar que la enfermedad polarice y paralice  nuestra vida.

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