LA ENSEÑANZA UNIVERSITARIA
Podría estar tan contaminada como cualquier partido, sindicato o ayuntamiento.
Podría estar tan contaminada como cualquier partido, sindicato o ayuntamiento.
A
pesar de que durante los últimos 30 años las universidades han contribuido a
transformar este país de una manera extraordinaria, abriendo el acceso
democrático a millones de ciudadanos que pudieron formarse como jamás había sucedido
en la historia de España, la Universidad Española podría estar tan contaminada como cualquier
partido, sindicato o como los ayuntamientos gobernados indefinidamente por un
mismo equipo. La patente realidad es que la enseñanza universitaria recoge una baja calificación en el conjunto
europeo, un “cate” que se sucede año
tras año para regocijo de los políticos.
La
libertad de cátedra permite fantasear hasta el delirio sin que nadie pueda
decir que eso no entra en el programa, con el escaso control esporádico de los responsables departamentales. Los
profesores hemos estado atados a la plaza geográfica de por vida. A pesar de
todo, muchos nos hemos mantenido ilusionados gracias a una vocación férrea.
Por
todo esto me llama la atención que los dirigentes de Podemos, que conocen holgadamente
este deterioro universitario, aún no hayan dicho nada relevante sobre el futuro
de esta enseñanza en España. ¿Van a
mantener el sistema de sus convocatorias a medida? ¿Seguirán sosteniendo a los rectores como títeres decorativos?, y los
planes de estudio deformados departamento a departamento según el interés de la
plantilla docente, ¿van a seguir siendo hereditarias algunas cátedras? ¿Continuará
el profesor titular estando tan mal pagado?, ¿Se les obligará al doctorado
contra viento y marea y por encima de sus conocimientos cualificados en el ámbito
de la investigación o cualificación profesionales?
La
Universidad es una finca que nadie se atreve nunca a limpiar. Los dirigentes de
Podemos como profesores universitarios ¿van a hacer algo para que la
experiencia del profesor Errejon
no se repita? Desde luego para aquellos que conocemos la universidad sabemos
que este estilo resulta habitual dentro del Campus, que no se trata de una excepción
sino de lo tradicional. Son chapuzas que se enquistan sin hacerse patentes si
no se gestionan desde una visión crítica. De la misma manera se eligen a los directores
de Departamentos, se designan a los becarios e incluso se eligen a los decanos o directores de una Escuela Técnica.
Dentro
de este mismo contexto, ahora que la Universidad española debería dar un salto
cualitativo en investigación, innovación y la transferencia tecnológica, ahora
que la crisis económica nos está diciendo a gritos que apostemos por un nuevo
paradigma económico y productivo que vaya un poco más allá del turismo, resulta
que el Gobierno del PP no cambia la cara de la Universidad y recorta proyectos
de investigación, cierra laboratorios y, sobre todo, deja que se vayan fuera de
España la generación de los mejores talentos.
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