jueves, 15 de enero de 2015

LA IMPORTANCIA DE SER REY



ESCARCEOS BORBÓNICOS
Estamos acostumbrados desde el “cole” a perpetuar las clases de Historia, las inmortalizamos como monólogos magistrales mostrados como en un “cuento”, como una sucesión de acontecimientos imaginarios y lejanos.
Carlos I de Portugal
Por aquellos tiempos nos parecían un poco peliculeros, por no llegar a comprender que efectivamente el pasado nos explica el presente. Igualmente tampoco nos explicábamos, aunque ahora comprendemos, cómo los últimos borbones podrían tener tantos escarceos amorosos de alcoba.
Digo esto, porqué al parecer disponemos de la madurez necesaria para lidiar en profundidad y disponer de libertad para dar el verdadero sentido al aprendizaje de nuestros años colegiales. Tal vez por eso estamos en condiciones de afirmar  que no hay nada nuevo bajo el sol y que los Borbones han sido unos despreocupados con sus escarceos extramatrimoniales.
Precisamente en estos días el Tribunal Supremo ha admitido a trámite una de las dos demandas de paternidad presentada contra el rey Juan Carlos I,  presentada por la ciudadana belga Ingrid Jeanne Sartiau, quien reclama ser la hija del padre de Felipe VI. Sin embargo, los magistrados del pleno de la Sala de lo Civil, han rechazado otra presentada por un ciudadano español Albert Solá Jiménez. Tras conocerse esta decisión, la Casa del Rey ha expresado, este miércoles, su respeto a la "independencia" del Poder Judicial declinando hacer más comentarios sobre esta decisión.
Nosotros, sin embargo, no tenemos más que asomarnos, con cierto sentido de investigación, a las crónicas históricas documentadas y extendidas por los mentideros del reino para poder percatarnos de estos escarceos amorosos. De cualquier manera, me reservo la cautela necesaria para estos caso
s a la hora de dar a bsoluta fiabilidad a todo aquello que se ha ido comentando y que se decía, en los mentideros de la Villa y también en las crónicas del momento. De como que el abuelo de Juan Carlos I, el Rey Alfonso XIII, tuvo sus devaneos con Celia Gámez, una actriz bailarina hispano-argentina, con guapísima actriz de la revista Genoveva Vix o La Bella Otero, entre otras. Pero yo pongo el acento en las relaciones extramatrimoniales que han dejado descendencia, como es el caso de Eulalia de Borbón infanta de España e hija menor de la reina Isabel II. Tras el fallecimiento de su hermano, Alfonso XII, Eulalia era la única que permanecía soltera y se casó contra de su voluntad con su primo carnal Antonio de Orleans y Borbón. El matrimonio tuvo dos hijos, además de una niña que murió. La bella Infanta, había estado en la Feria de Sevilla  con el rey Carlos de Portugal, con el que existen cartas de amor. La niña que nació  falleció a los pocos días en extrañas circunstancias.
Sobre el bisabuelo, Alfonso XII hay un capítulo de su relación con Elena Sanz, de la que nacieron Alfonso y Fernando Sanz. La película, ¿Dónde vas Alfonso XII? fue  una trola. Porque en aquel momento, el Rey, estaba con otras mujeres, se conoce una carta de Isabel II en la que habla de ello. También de los hijos bastardos de Alfonso XIII. Por ejemplo, de Juana Alfonsa Milán, a la que cedió uno de sus títulos, el ducado de Milán.
Podríamos seguir dando razones que justifiquen el titular pero considero que es suficiente por ahora.


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