Una realidad que se viene repitiendo
DETRÁS DE LA FIGURA, DEL PEQUEÑO NICOLÁS SE ESCONDE, CORRUPCIÓN POLÍTICA Y TRÁFICO DE INFLUENCIAS.
Francisco Nicolás Gómez Iglesias, se le ha dado en llamar pequeño Nicolás por su
similitud con “Le petit Nicolas”,
obra del escritor y guionista de historietas francés René Goscinny.
Le petit Nicolas, es una parodia amable del modo en que razonan y se expresan los niños; la mentalidad
infantil con que contemplan el mundo. Este elemento subversivo hace del pequeño
Nicolás un ejemplo de literatura juvenil moderna, centrada en el modo en que
los protagonistas infantiles experimentan y perciben el mundo en vez de en la interpretación
adulta del mismo.
Detrás
de la figura, ahora mediática, del pequeño Nicolás se esconde una realidad que
se viene repitiendo sistemáticamente en los casos de corrupción política y tráfico
de influencias. Todo lo conocido, los que conocerá y todo aquello que jamás se
contara son la base esencial para una película del más puro estilo Berlanga. El
fenómeno del esta trama representa una buena parte de los trapicheos que se
urden en el entorno de un mundo político empresarial. Un hábitat, que al parecer
está repleto de descerebrados capaces de fiarse de un casi adolescente. Esta pléyade
de protagonistas de la comedia bufa de la vida, o son demasiado torpes al
dejarse embaucar por los delirios de grandeza de un chaval o son otra cosa.
Francisco
Nicolás Gómez Iglesias, de aspecto aniñado, siempre bien vestido y de expresión
fácil, se movía por los círculos del PP de Madrid como pez en el agua. Era posible
verle bien situado en actos con empresarios y políticos, con los que se tomaba
siempre fotos que utilizaba luego para acreditar sus supuestas influencias.
Pero era solo un niño y la gran estafa de su vida terminó desbordándole. La
policía detuvo el pasado martes a Francisco Nicolás, por hacerse pasar por
asesor de la vicepresidenta del Gobierno y agente del CNI para cobrar 25.000
euros a cambio de interceder en la venta de una propiedad en Toledo. Parece ser
que incluso llegó a pedir dinero al abogado de Jordi Pujol en nombre del CNI a
cambio de aliviar su situación judicial.
Nadie,
yo tampoco, entiende ahora cómo logró engañar a todo el mundo durante los años
que montó su mentira. Ni siquiera la magistrada del juzgado de instrucción
número 24 de Madrid. Que no acierta a entender cómo un joven de 20 años, con su
mera palabrería puede acceder a las
conferencias, lugares y actos a los que accedió sin alertar desde el inicio de
su conducta a nadie, por muy de las Juventudes del PP que manifieste haber sido.
Este personaje ha dicho: La abogacía del Estado se ha personado en mi causa a instancias del CNI porque dicen que es de interés público. A mí me gustaría saber por qué se personan en mi caso y no en el caso Bárcenas, en el de Pujol o en todos los casos de corrupción que se han vivido en este país".
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