PODEMOS. Y MEDIA ESPAÑA

La asfixia que tenemos los españoles nos impide gritar para decir lo que pensamos de nuestra realidad política. Es como nos si ataran un nudo corredizo alrededor de las cuerdas vocales, que nos impidiera gritar para decir que: sentimos desprecio hacia todos aquellos que por acción u omisión están permitiendo forrarse a costa de que un importante número de ciudadanos las esté pasando canutas para llegar a fin de mes.

Por eso, los españoles sentimos desprecio, o en el mejor de los casos indiferencia, hacia los políticos que no se avienen a las exigencias de los ciudadanos, sino que pretenden, y desgraciadamente logran, que seamos los ciudadanos quienes nos ciñamos a sus postulados y decisiones. Y es que los Españoles deseamos una democracia basada sobre la decencia y la búsqueda verdadera del interés social.

Es terrible que una sociedad no confíe en sus dirigentes ni en su capacidad de transformación y regeneración. Nos lleva a la desidia democrática y a la duda y la desconfianza en la política.

Ante esta rabia contenida aparece PODEMOS que nace en medio de: una Norteamérica reaccionaria, una Europa claramente conservadora, y, a nivel interior, la banca, la burguesía poderosas, la iglesia, los medios de comunicación, por supuesto la clase política y hasta el ejército si llegase el caso de que se pusiera en cuestión la unidad de España. Todo el mundo, en su sentido más literal, está contra PODEMOS. Y media España, o casi, a su favor. Esa es la perspectiva política española. A pesar de la cualificación de sus dirigentes: que catedráticos investigadores, que enseñan a miles de estudiantes en universidades de economía, diseñen su programa económico. A pesar que cuatro profesores e investigadores de Ciencia política, que también enseñan en universidades españolas, pergeñen su programa político. A pesar que prestigiosos juristas promuevan y perfilen las medidas necesarias para un verdadero Estado de Derecho. ¿Saben todos ellos menos que los actuales responsables? Da igual. Son el enemigo. Sin embargo hay muchísimos ciudadanos que ansían votar a su formación y desean que todo cambie para mudar de aires, frente a los que quieren todo cambie para que nada cambie.