lunes, 16 de junio de 2014

ERA VERDAD O ERA MENTIRA


UNA REALIDAD CONSTRUIDA SOBRE LA FICCIÓN.
¿Recordáis aquel episodio de Los Simpson en el que Bart se presenta a delegado de clase? Su contrincante, un alumno aplicado, siente que va a perder y recurre a la campaña negativa usando el eslogan “Con Bart llegará la anarquía”. Simpson contraataca haciendo suya la frase “¡Con Bart llegará la anarquía!”. Algo parecido pasa con Žižek. El profesor esloveno tiene un discurso adictivo donde se mezclan política, psicoanálisis, lucha de clases, taquillazos de Hollywood y algún chiste grueso. Como dice Žižek, la ficción no es una copia de la realidad, sino que la realidad está construida sobre la ficción. Es la creencia la que pone límites a la realidad no tolerando, o sí, la presencia de ciertos resultados: hace décadas hubiese sido impensable la cirugía estética como un elemento de decoración corporal, o, no nos asombremos
de otras creencias, una mujer no podía entrar en misa sin velo a principio de los 60. Y no es que hayamos mejorado. Simplemente hemos cambiado los hábitos por otros mejor adaptados. Ahora la hartura de la población ha propiciado el fenómeno social Podemos.
Después de haber obtenido Podemos unos resultados con mensaje elocuente incluido, y que algunas personas ya están elucubrando sobre si será cierto o no lo que dicen en su programa que van a hacer. Teniendo en cuenta que una gran parte de los que dicen eso son las que depositan su voto a fuerzas tradicionales, ¿por qué no se preguntaron en su momento si lo que decían aquellos que ahora gobiernan, insisto, AQUELLOS QUE AHORA GOBIERNAN, era verdad o era mentira? Eso, ¿por qué no se lo preguntaron?
Yo tengo en la memoria aquello de: “No tocaremos el sistema de bienestar. La Educación es pública y de todos los españoles, la Sanidad es intocable y no habrá reforma laboral ni se tocarán las prestaciones sociales ni el desempleo. Tampoco subiremos el IVA. No sé si decirlo más alto, porque más claro, es imposible. ¿Y ahora qué? No se les cae la cara de vergüenza, ni sienten ningún tipo de remordimiento, ni reconocen haber metido la pata o haber cometido un grave, gravísimo error. No. Siguen erre que erre, raca, raca. Y encima se permiten el lujo de criticar a aquellos que presentan batalla, que los deja quedar en evidencia, que les dice que se equivocaron cuando apoyaron la mentira, el engaño, el timo, la estafa. Se enfadan porque se les está diciendo que fueron timados por los trileros, que fueron ingenuos, pardillos, estultos. ¡¡Reconózcanlo ya, hombreeee!! Somos difíciles de corregir. El ser humano es así. Particularmente veo difícil que España gire 180 grados y le dé un vuelco a esto. Y en parte, quienes tienen la culpa son aquellos/as que, por mantener tradiciones, por no salirse mucho de lo clásico, se vuelven conservadores, rutinarios. Prefieren los malo conocido, no se atreven a cambiar. Pero si ese conservadurismo hace que quedes escaldado, porque engañaron una y otra vez, entonces es cuando adoptas la postura de desconfiar de todo. Y ahí está el quid. Cuando aparece alguien en este momento de confusión, intentando clarificar el panorama, intentando hacer que la gente abra los ojos, cuando intentan decir que otra manera de hacer las cosas es posible, surgen las lógicas dudas. Porque antes, otros les engañaron. Gato escaldado…. Por otro lado, viendo la reacción de algunas personas ante la expectativa de que a todos los españoles, por el hecho de serlo, se les dé un sueldo mínimo establecido por ley, como gesto de reparto justo de la riqueza y sentido de estado de bienestar, no se les ocurre otra cosa que pensar en pasarse a no pegar palo al agua. Los españoles somos así. Simples, zafios, en ocasiones, sin sentido de lo colectivo. Vamos a lo nuestro, sólo a lo que pasa, no más lejos de nuestra nariz, o de muestro ombligo o de nuestra propia sombra. A los demás, que les den.
Pues siendo así, no es difícil deducir que somos fáciles de manipular por quienes ostenta el poder o por quienes son capaces de llegar con su mensaje a más personas a través de más medios. De esa manera se permiten el lujo hasta de mentir. Y no pasa nada. Al día siguiente, al poder por el favor de las urnas. Y cuatro años más sin contar para nada con el pueblo. Así que cabe preguntarse de nuevo: ¿Hasta que el pueblo decida?¿Hasta que los ciudadanos quieran? No ocurrirá nunca. La prueba: desde hoy hasta las próximas elecciones, ¿cuántas promesas harán y nadie se preguntará nada ni pondrá en duda si será verdad o no los que están diciendo? Siempre que lo digan desde los partidos conservadores, no se someterá a duda, pero si lo dice el coletas.....¡¡O Ada Colau!!.Así nos va y así nos irá. Estulticia y mediocridad. Unos en el poder y otros en las urnas, sumisos. ¿Cuándo aprenderemos y cuánto? ¿Cuándo cambiaremos y cuánto?¡Qué cruz! ¿Por qué tenemos que soportar los demás el que nos metan en la mentira y nos gobiernan desde ella? Eso, hasta que los ciudadanos quieran. 

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