Elegir y construir con libertad el tipo de sociedad



LAS ESTRUCTURAS SOCIALES Y LAS LEYES LAS ESTABLECEMOS NOSOTROS
Quizás no sea casualidad que el desarrollo del conocimiento en general y del científico en particular haya trascurrido en paralelo con el avance de los principios éticos y del reconocimiento de derechos básicos para toda la humanidad. La Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) aprobada por las Naciones Unidas en 1948 y la declaración de Helsinki, así lo atestiguan. “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”, tal como se describe en la DUDH, reconoce derechos iguales en toda la humanidad y establece como objetivos prioritarios la libertad, la igualdad, la solidaridad, la justicia y la paz en el mundo.
Es decir, se podría decir que el conocimiento ha favorecido que los “humanos” tengamos más “humanidad”. No sabemos a ciencia cierta como el conocimiento puede incrementar los valores humanos y el reconocimiento de derechos universales para todos, pero es probable que se deba a un incremento de la capacidad de desarrollar la empatía de nuestra especie. Es decir, conocer y entender nuestra propia naturaleza incrementaría la capacidad de percibir lo que otras personas puedan sentir.
Las estructuras de las sociedades y las leyes que las rigen las establecemos nosotros y sin duda podrían ser muy diferentes a como son. Es decir, en teoría si quisiéramos, y nos pusiéramos en la tarea de alcanzar determinados objetivos, se podría erradicar la pobreza, la marginación, las desigualdades sociales, los fanatismos, los dogmatismos, las guerras, y frenar el deterioro ambiental de nuestro planeta. Para conseguir estos objetivos es esencial el desarrollo del conocimiento, que este llegue a todas las personas, que se consiga que la inmensa mayoría se sientan responsables de la sociedad donde viven, y que se alcance la participación de la mayoría en las decisiones que afectan a todos.
En definitiva, no hay duda de que nuestra especie está circunscrita por los genes y los factores ambientales. Pero esa limitación no impide que podamos elegir y construir con libertad el tipo de sociedad en la que queremos vivir. La educación basada en el conocimiento y el pensamiento crítico es el pilar esencial para romper muchas de las limitaciones que nos vienen impuestas por nuestra propia naturaleza.
Vivimos en una falsa ilusión por conseguir constantemente que nuestras vidas sea diferente, cada uno aporta lo que puede, lo que sabe, para cambiar las cosas, otras se quedan estáticas para siempre para que nada cambie y en el camino volvemos a caer una y otra vez en los mismos errores del pasado, es un círculo vicioso que no cambia, solo se termina al final de nuestras vidas. Todos quieren llegar a la cumbre compitiendo y mientras se destruye lo mejor de nosotros. Con lo fácil que sería que teniendo un planeta muy grande y donde hay comida para todos y se podría vivir holgadamente, sin excepción, solo utilizamos nuestros ingenios para destruirnos constantemente.
Maldita sea aquellos que se les ocurrieron la idea que para vivir en sociedad había que intercambiar los exceso de producción Consiguiendo que que no tengan nada que se mueran y no estorben. Todos estos políticos juegan a eso, a estar en la cumbre del poder, solo muy pocos se preocupan de verdad de las necesidades del vecino, del amigo, del desconocido, el resto junto con la mayoría de los ciudadanos vamos a lo nuestro al individualismo personal, y el que venga detrás que arree. Eso lo llevamos haciendo desde siempre ¿por qué en la transición iban a portarse bien? Por eso cada acto cada gesto, todo es una farsa hacia el ciudadano.

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