LA PAZ ES OBRA DE LA JUSTICIA.
"Si quieres la paz, trabaja por
la justicia"
Si calláramos, ante las injusticias del orden económico, político y social, seríamos cómplice de un conformismo que se aprovecha del adormecimiento general para abusar y acaparar económicamente, políticamente, y marginar una mayoría del pueblo. Se trata de cosas sustanciales, no de hechos de poca importancia..
Los desahucios en manos de bancos han
duplicado sus beneficios el año pasado. Tantos casos de corrupción que pasan de
largo y se olvidan ante el nuevo caso de corrupción cada vez más flagrante, en
la cada vez mayor desigualdad entre los más ricos y los más empobrecidos de la
tierra…
Piensa ahora en el reducido espacio
donde pueden caber 85 personas, quizá en el mismo lugar donde estás leyendo
estas líneas), que esas
85 personas tienen las misma riqueza que la mitad de todo el planeta que menos
tiene. Frente a eso, nuestra conciencia humana nos debe
reclamar reflexionar y pasar a la acción.
Es necesario manifestar públicamente
nuestra opinión ante determinados temas que aumentan la desigualdad, que restan
derechos, que pisotean los derechos humanos especialmente de los más débiles. Y
no hablamos aquí, ojo, de adherirnos a tal o cual línea política (qué ojalá que
cada uno encuentre la suya y le sirva para transformar el mundo). De lo que
estamos hablando es de visibilizar nuestro compromiso personal
más allá de los tres temas en los que habitualmente nos hemos entrevisto.
¿Has protestado ya porque desde hace más de un año los inmigrantes sin papeles
no tienen derecho a la salud en nuestro país? ¿Habéis hablado del tema en
vuestra comunidad? ¿Has hecho uso de las redes
sociales a tu alcance para denunciarlo, para buscar soluciones, para
movilizarte y movilizar a los tuyos? No podemos actuar actuando contra la injusticia social para así
obtener nuestra paz, el estar conforme con nosotros mismos y con nuestro
sentido de trascendencia en la lucha por un mundo más justo y equitativo. Para
realizar esta lucha cada uno utilizara los designios de su conciencia en la
dirección que más satisfaga a su casuística personal. La vida es larga. Nuestra
lucha por la justicia también ha de serlo.
Es llamamiento
que no ignora las dificultades para practicar la justicia: definirla ante todo
y actuarla después, nunca sin algún sacrificio del propio prestigio y del
propio interés. Quizá hace falta mayor magnanimidad para rendirse a las razones
de la justicia y de la paz que no para luchar e imponer el propio derecho,
auténtico o presunto, al adversario. Y Nos tenemos tanta confianza, en que los
ideales conjuntos de la justicia y de la paz llegarán por su propia virtud a
engendrar en el hombre moderno las energías morales para que los que actúen,
que esperamos es su gradual victoria. Más aún, confiamos también, cada vez más,
en que el hombre moderno tenga ya por sí mismo la comprensión de los caminos de
la paz, hasta el punto de hacerse a sí mismo promotor de aquella justicia que
abre esos caminos y los hace recorrer con esperanza.
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