Una reflexión.
LA VIOLENCIA Y EL AMOR TIENEN LENGUAJES DIFERENTES.
La sociedad que hemos construido entre todos desde
un mundo fundamentado en el poder del dinero. Mundo que se ha ido despojando de
valores individuales y colectivos, que nos permitían enfocar nuestra
convivencia desde otros parámetros distintos. Este mundo que nos ha conducido a
una etapa de crisis económica y de valores nos tiene que poder permitir reconocer
lo que se ha dado por llamar el lenguaje de la violencia.
El
lenguaje de la violencia juzga, desvaloriza, insulta y niega la existencia de
otros diferentes, despreciando sus emociones y sus desiguales puntos de vista.
El lenguaje del amor escucha, respeta, reconoce al otro, comparte emociones y expresa necesidades, compaginando los distintos puntos de vista. En definitiva, aceptando otras culturas sin contraponerlas como superiores o inferiores.
El lenguaje del amor escucha, respeta, reconoce al otro, comparte emociones y expresa necesidades, compaginando los distintos puntos de vista. En definitiva, aceptando otras culturas sin contraponerlas como superiores o inferiores.
La
educación tiene una gran tarea, educamos para ser autónomos, sabiendo y
reconociendo nuestra interdependencia para permitir soluciones a los problemas
vitales y para crecer como personas, para compartir un mundo más justo que
destierre la violencia.
La
violencia no es cólera ni esta coligada con la injusticia, la herida o la
frustración. Nace de la impotencia ante situaciones difíciles, nace del no
reconocimiento de necesidades o de no saber pedirlas o satisfacerlas. La
violencia no es cólera es precisamente su fracaso. La cólera y la rabia como
emociones en si construyen energía, que no es ni positiva ni negativa. El
problema reside en su desviación hacia la agresividad o violencia.
Todos
los discursos sobre las hormonas de la agresividad o sobre la violencia intrínseca
al ser humano en el fondo aceptan la dominación y nos dejan impotentes. Estos
discursos sobran, pues reconocemos que la agresividad de los humanos, debido a
la cultura, puede derivar en construcciones artísticas, literarias, filosóficas…etc.
y en la construcción de proyectos humanitarios que instauren la justicia, la
convivencia y la resolución de conflictos por vías pacíficas, es decir mediante
la negociación y el consenso. Ello es tarea de la cultura y de la educación, es
decir de todas las personas, pues nos educamos y todas hacemos cultura, aunque
no todas tengamos la misma responsabilidad ante la vida y frente al fenómeno de
la violencia
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