Una buena parte de la izquierda se encuentra a la defensiva



LA IZQUIERDA REAL TIENE QUE JUGAR UN PAPEL CATALIZADOR.

La merma de las condiciones materiales de vida, se traslada a un cambio en la concepción de un mundo con una enorme desafección política. La ciudadanía en su conjunto, está harta de un sistema incapaz de resolver los problemas urgentes y reproduce sus formas más corruptas.
Estamos en el transcurso de transformaciones de las instituciones económicas y políticas, que se caracteriza por el sostenimiento de las estrategias de la troika a través de la aplicación de una agenda destinada a constituir un modelo de crecimiento económico basado en la precarización de la condición salarial y el estrechamiento de lo público. En la agenda política de la corrupción y el conflicto social como: el paro y los desahucios; del conflicto civil: ley del aborto, modelo de Estado. En la construcción de un nuevo modelo de sociedad que está tratando de detener la hemorragia de apoyos políticos al Partido Popular y a una buena parte del PSOE, demasiado responsables, por acción u omisión, de la vivencia socioeconómica que estamos viviendo.
Los indicadores de abstención se disparan, mucho más que el paulatino desplome del bipartidismo. Sin embargo, una buena parte de la izquierda se encuentra a la defensiva y los movimientos sociales y organizaciones de izquierdas luchan contra las embestidas reaccionarias del PP en un marco de recesión consolidada.
En un momento como este, la Izquierda Real tiene la tarea cambiar radicalmente su actuación proponiendo una alternativa política en discurso y práctica. Para ello, hay que trabajar en mostrar la esencia del sistema que se apuntala y revelar asimismo sus contradicciones. Desde luego, esto pasa por la denuncia de la socialización de pérdidas y poner los instrumentos políticos y económicos al servicio de la creación de empleo. Eso significa impugnar la actual Unión Europea, actuando con vistas a invertir el chantaje que actualmente imponen sus estructuras antidemocráticas. Y esa tarea impone la consecución de una hegemonía cultural capaz de llegar a todas partes. Pero el actual contexto social de descontento político es un terreno en el que puede evolucionar con mucha mayor rapidez. Y es ahí donde la Izquierda Real tiene que jugar el papel de catalizador y en donde el discurso no sólo debe transmitirse a partir de las palabras sino también a través de los símbolos. Y las caras, los nombres y los estatus sociales de los candidatos también son elementos discursivos que importan porque definen y describen el proyecto mismo. De ahí que la elaboración de la candidatura deba acometerse de acuerdo a dicha estrategia política, a fin de facilitar el mayor acierto posible. Y sin duda es más fácil acertar cuando en la deliberación y toma de decisión participa el mayor número posible de personas de la organización.

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