jueves, 21 de noviembre de 2013

Las cuchillas de Melilla. Un método medieval

PORQUE TUVE HAMBRE, Y ME DISTEIS DE COMER; TUVE SED, Y ME DISTEIS DE BEBER….
Gente desesperada por encontrar una vida mejor. Gente como nosotros, ellos son (más) pobres. Y como son pobres, merecen que les pongamos sistemas medievales de contención que no aplicamos ni a los animales en el campo.
Las fotos son para vomitar. Restos de ropa ensangrentada. Hojas afiladas como cuchillos de carnicero. Un país de emigrantes, que es lo que somos, practicando la mutilación como política migratoria.

Me da vergüenza recordar que  una mañana de junio de  en la estación de metro de Moncloa en Madrid, unos policías pedían la documentación a viajeros de raza negra o con rasgos latinos. Solamente a estos. Me quedé 20 minutos haciendo como que leía el periódico. En ese tiempo identificaron a seis o siete personas. Solo por su aspecto. No me atreví ni a preguntar ni a intervenir en realidad me comporte como un cobarde.  Se los llevaron por tener un aspecto distinto, no lo hubiesen hecho con ciudadanos altos y rubios. En España, si tienes la piel oscura, verás a la policía mucho más frecuentemente. 
Nuestro país ha sido tradicionalmente de emigrantes. Emigramos en masa a América Latina a finales del XIX y principios del XX. Nos exiliamos por decenas de miles después de la guerra civil, de nuevo en este continente, y aprovechamos para mandar fuera a la flor y nata académica e intelectual del país. En los años cincuenta, otra vez, emigramos por millones a Alemania, Suiza, Bélgica, Holanda o Francia. Y ahora volvemos a hacerlo, en una curiosa mezcla de mareas migratorias: Ingenieros y licenciados con idiomas, como en el 39, buscando cualquier trabajo, como en el 52. Y mientras tanto nuestros gobiernos siguen comportándose como nuevos ricos con los que vienen a España: exigiendo trámites interminables, demorando absurdamente los papeles, prejuzgando por el tono de piel, convirtiéndolos en objeto de discriminación y rechazo  ante la pobreza.
No reconozco a mi país ni a su gente en estas medidas: va siendo hora de pensar en reventar, también, la burbuja de ignorancia represiva que nos están aplicando. Pero mientras tanto, ¡qué vergüenza¡.
Porque sobre estos asuntos no se ha pronunciado aún la Conferencia Episcopal Española. Realmente esta gente viene a Europa por que está pasando hambre e injusticias en su país. El primer mundo debe de buscar soluciones mas generosas que mutilar con cuchillas a unos pobres emigrantes que están huyendo de la hambruna.



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