El abuso de poder
EN EL SUELDO AUTO ADJUDICADO DE ALGUNOS
ALCALDES
La
ciudadanía debe asumir que los puestos políticos han de tener fecha de
caducidad. Se puede hacer de la política una profesión, pero jamás un sostén de poder que pueda amoldar el ente a la
persona con todas sus consecuencias negativas. Tal vez por eso, los alcaldes y
concejales deberían arrogarse que algún día habrían de retomar sus profesiones
para transformarse en ciudadanos normales y corrientes, ser consciente que en
ningún caso el poder puede durar más de ocho
años.
Sin
embargo para muchos ediles, el pueblo se torna en un “cortijo” privado en el
que pueden hacer lo que les viene en gana, manejando los dineros de los
contribuyentes sin ningún pudor y asignándose salarios muy por encima de lo que
puede ser su estipendio en función de
sus conocimientos profesionales. Algunos alcaldes y concejales se fijan los
sueldos por encima del mercado y del nivel de responsabilidades que asumen. Además,
forjan “complementos” en función de su poder de contratación, lo que sería una
corrupción soterrada.
Es
difícil encontrar a un edil que ejerza su cargo con altruismo solidario. Desgraciadamente,
la mayoría lo que pretende es hacer fortuna para vivir mucho mejor a expensas del sacrificio de muchos ciudadanos. Esta práctica no
deja de ser una importante perversión social, que afecta negativamente a la
concepción que de la política tiene la ciudadanía en su conjunto.
En
muchos casos y cuando la conciencia de cortijo privado se hace patente, puede
disponer de manera arbitraria de la ocupación de sus concejales para asignarlos
salarios en función de un trabajo, que en demasiados casos, carece de realidad
efectiva y simplemente son teatro ante los ojos del pueblo. Cuando la ocupación
puntual incumbiría ser simplemente complementaría de prestación voluntaria de
trabajo, por encima de las 10 horas semanales como mucho.
En
Valdemorillo, un pueblo de poco más de 10.000 habitantes en la C.A de Madrid. El
sueldo de alcaldesa se ha duplicado por un pacto entre partidos y es
equiparable a los sueldos de dos ministros del gobierno de la nación. Los
concejales cobran sufragas muy por encima de sus capacidades, y disponen de
libre asistencia a sus ocupaciones pactadas. Dicho sea de paso que los
funcionarios y contratados de mayor nivel académico, perciben salarios más
altos que tampoco se ajustan a las condiciones del mercado. El pueblo, en su
conjunto, está sufriendo los efectos de la crisis y se han recortado muchos
gastos de repercusión social. Sin embargo los sueldos altos se mantienen
inamovibles y se han amortizado puestos de trabajo de ciudadanos del pueblo que
se han quedado en paro. Todos
estos casos deberían ser bien estudiados por la nueva ley que se está cocinando
en el parlamento con objeto de ir eliminando situaciones similares que tanto
daño hace a la institución democrática en su conjunto.
El poder es la facultad de cambiar la conducta de los demás para conseguir imponer la voluntad propia, a pesar de la resistencia de los otros. Esta influencia puede ejercerse porque quien obedece lo hace bajo la amenaza o porque ha sido manipulado. El poder es algo abstracto que, sin embargo, produce efectos visibles sobre quien sufre las consecuencias. Suele implicar una situación de dominio La alcaldesa de Valdemorillo ejerce ese poder que impide cualquier bosquejo que pueda influir en su concepto de poder.
ResponderEliminarEn ningún caso este poder es democrático porque usa de la coacción para mantenerse a toda costa. 18 años son demasiados