Porcentajes de recaudación
LA
FIESTA DEL CINE.
Quien salió ayer lunes a ver una,
peli pudo ver un espejismo de fiesta del consumo dentro de una crisis, donde se
vendieron muchas más cervezas que todos los lunes juntos.
……Si
el estado ahora recauda 2,1 euros por una entrada de 10, bajándola a 5
recaudará 1,05 euros. Llevo un buen rato con porcentajes de recaudación y nada
de precios fijos,… que si las distribuidoras se llevan tal porcentaje, que si
el autor tal participación, que si el propietario del cine tal proporción. ¿Hay
o no hay un precio fijo que reclame una distribuidora? He hecho el cálculo y el
cine, con respecto al sueldo medio, triplica y más el precio que tenía en 1975.
Según bajaron los usuarios, subieron precios para mantener beneficio. Lo
contrario a la lógica.
A
menor precio, más clientes, y además con movimientos exponenciales. Es más
fácil llenar 500 butacas a 3 euros que 100 a 9 euros. Y el primer caso da más
beneficio a todos los que se llevan un porcentaje. Hasta los bares han
descubierto que ganan más vendiendo las cervezas a un euro que a dos. Porque
sube la clientela. Y pasará lo mismo con los cubatas, que ya es más fácil
verlos cerca de 5 euros que cerca de 10. Y bajando.
Ilusiona
levantarse en la mañana gris y enterarse de que más de 350.000 personas entraron
ayer en una sala de cine de este país, y de que en total, un millón y medio de
ellas aspiran a hacerlo a lo largo de tres días, con el invento este de la
Fiesta del Cine. Gusta pensar y hablar de bajadas de precio, gracias a los 2,90
euros de la acreditación, un espectador, niño, adolescente, joven, maduro, tenga
acceso al mundo de los sueños en formato de sala oscura; que gente que a lo
peor no había pisado una sala en tres años haya vuelto a hacerlo, que los brotes
verdes del presente negro acaben siendo rosas para una industria, la del cine
en España (que no es lo mismo que la del cine español) cuyas metas prioritarias
son, convengámoslo: ganarse el pan con mejor o peor fortuna y dar placer y
enriquecimiento intelectual al personal, que los necesita casi como el comer en
tiempos así, aunque todavía haya gobiernos para los que la cultura es mero
ocio, o peor, para los que la cultura es un lujo, un lujo prescindible... en
tiempos así.
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