Experiencia feminista
GENESIS
DE LA PALABRA "FEMINISMO"
Es precisamente en la Revolución
Francesa, cuando comienza a expresarse, colectivamente, la voz de las mujeres. Las
declaraciones colectivas en favor de los derechos políticos de las mujeres
influyeron en las formuladas por los clubes republicanos de mujeres del período
revolucionario.
Toda palabra tiene una
historia y "feminismo" también la tiene. Es frecuente encontrar
referencias a las definiciones de finales del siglo XIX contenidas en algunos
diccionarios, como el de Oxford que habla de feminismo equiparado a feminidad, como
el estado de ser femenina. Sin embargo, este concepto, acuñado en Francia, es,
al menos desde los años 90 del siglo XIX, un término que se identifica con el
movimiento político y reivindicativo de las mujeres.
En España, el
Diccionario de la Real Academia, define el feminismo como: "doctrina social que concede a la mujer capacidad y derechos
reservados hasta ahora a los hombres".
Virginia Woolf |
No obstante, las
diferencias políticas o geográficas han generado diversas experiencias que es
imposible resumir. Por ello, intento señalar las principales líneas de
construcción teórica y de acción colectiva, singularizando aquellos casos que
nos parezcan de interés.
En la primera mitad del siglo XIX, el inicio del
feminismo como movimiento colectivo, pero su arranque debe retrotraerse hasta
el último tercio del siglo XVIII. Es entonces cuando se une la elaboración
teórica con una organización política que permite oponerse activamente a leyes,
juicios etc. No obstante, el feminismo ha venido en los últimos años
recuperando una pléyade de mujeres que se opusieron a la "dictadura masculina". Adrienne
Rich
acuñó el término "feministas de acción", para todas aquellas mujeres
que se han opuesto a esta hegemonía.
Pero junto a ellas ha
habido otras mujeres que el feminismo ha definido no ya como sus predecesoras
sino como feministas de pro. Me refiero al conjunto de mujeres, casi todas
ilustradas, letradas y de clase superior, que a lo largo de los siglos XV-XVIII
escribieron y se opusieron con las armas del intelecto a la profunda corriente
misógina que desde la Baja Edad Media, hizo aún más escarnio en las mujeres que
en los siglos precedentes. Este enfrentamiento recibió el nombre de la querella
de las mujeres. En general las mujeres que participaron en ella,
defendiéndonos, fueron las antepasadas de lo que Virginia
Woolf llamó
"las hijas de hombres
educados", mujeres que se opusieron a los padres y hermanos que les
permitieron el acceso a un conocimiento que sin embargo no era útil en una
sociedad que les cerraba las puertas. Fue una polémica ya que fue, ante todo,
la respuesta de determinadas mujeres a obras publicadas por hombres, que
atacaban furibundamente a las mujeres y/o al matrimonio. Pero sobre todo, estas
primitivas feministas sostuvieron que los sexos estaban culturales e
históricamente determinados y formados, es decir, que la naturaleza no era
quien hacía inferiores a las mujeres. Se centraron en lo que las mujeres
llamarían hoy género. Podemos citar a muchas, y esa lista crece cada día,
bástenos como ejemplos: Christine de Pisan
Mary Astell, Mary de Gournay, o Josefa Amar
Mary Wollstonecraft |
Sin embargo, estas
mujeres, esposas, hijas y hermanas, de clérigos, comerciantes, o aristócratas,
no formaron un movimiento. Es precisamente en la Revolución Francesa, cuando
comienza a expresarse, colectivamente, la voz de las mujeres. Es en esta coyuntura
cuando las mujeres, que siempre habían participado activamente en motines de
subsistencias, sin abandonar su participación en acciones de lucha contra la
carestía o la escasez de alimentos, empiezan a demandar el reconocimiento de
sus derechos políticos, como lo están haciendo sus iguales de clase. Los
cuadernos de quejas recogían las demandas de las mujeres de: acceso a la
educación, la eliminación de las leyes discriminatorias e incluso se exigió el
derecho a la representación en los Estados generales.
Estas primeras
declaraciones colectivas en favor de los derechos políticos de las mujeres
influyeron en las formuladas por los clubes republicanos de mujeres del período
revolucionario. Estas mujeres estaban animadas por el discurso político de la
Revolución Fran cesa que se basaba en el
paradigma universal de la igualdad natural y política. Sin embargo, los debates
de la Asamblea Nacional durante la Revolución negaron el acceso de las mujeres
a la soberanía política; era, en definitiva, la exclusión de unos derechos
supuestamente universales. Una revolucionaria, Olimpia
de Gouges
publicó una Declaración de derechos de
la Mujer y la ciudadana (1791) en la que se denunciaba la exclusión de las
mujeres de la representación política y reclamaba, con insistencia, la
ciudadanía de las mujeres. De hecho, la Declaración era un calco del Contrato
Social de Rousseau y de la Declaración de Derechos del Hombre de 1789. Estaba
influida por los iusnaturalistas y los filósofos del pacto social y adelantaban
muchos programas posteriores de mujeres. Su gran contribución fue el
reconocimiento de la personalidad jurídica de las mujeres como parte integrante
del pueblo soberano, la equiparación de sus derechos a los del hombre, y la
reivindicación del sufragio como expresión de esa pertenencia al pueblo
soberano.
Olimpia de Gouges |
Las sufragistas inglesas
también estaban recorriendo un camino de debate político y filosófico. En el
marco de la tradición igualitarista del radicalismo político del siglo XVIII, Mary Wollstonecraft encarna, como nadie, las reivindicaciones políticas y
personales del feminismo. Wollstonecraft centró su discurso y su
combate en las constricciones en las que debían moverse las mujeres, la
asimetría entre los sexos, que se debía no a diferencias biológicas sino a la
educación y a los hábitos de socialización recibidos. Negó que las mujeres
fueran inferiores a los hombres en capacidad y estableció que era el predominio
del orden social definido por los hombres lo que había impedido que se
expresaran libremente las capacidades
femeninas. Su obra Vindicación de
los derechos de la Mujer (1789) fue clave para el movimiento feminista
posterior.
Tras el período
revolucionario, Europa se vio inmersa en una época de reacción conservadora que
repercutiría directamente en la condición social y jurídica de las mujeres.
Esta reacción conservadora insistía aún más en la subordinación de la mujer al
varón, y en la división de esferas, considerando el ámbito doméstico y la
familia el ideal de la mujer. Sin embargo, las voces feministas no callaron del
todo y de nuevo los procesos revolucionarios europeos contribuirían a la
reactivación del feminismo.
Nota del autor: Estudié un azaroso master oficial en Igualdad de Género en las
Ciencias Sociales. ¿Qué pintaba un varón maduro y además profesor
universitario, aunque fuera igualitarista haciendo un master dominado por mujeres?
Las feministas de la
diferencia hicieron que mis tres años académicos que duraron mis estudios de
posgrado que no resultaron demasiado fáciles.
El estudiar un master en la “Complu” no debe suponer un perfil igualitario. Las mujeres de la diferencia, tenemos mucho más claro las claves feministas sin adulterar por los hombres igualitaristas, que lo único que pretenden es controlar una realidad que se desmorona. Ahí están los últimos campeonatos de natación en donde los hombres no se han comido una rosca. Los hombres sobráis en esta lucha por la igualdad.
ResponderEliminarMaruja. Ahora no deseo hacer ningún comentario. Algún dia escribiré sobre el tema.
EliminarUn saludo.