miércoles, 14 de agosto de 2013

EL URBANISMO



CÓMO SE PUEDE SER CONCEJALA DE URBANISMO SIN SABERLO.

Las últimas encuestas del CIS ponen de relieve que únicamente uno de cada diez ciudadanos confía en la clase política. Si tenemos en consideración que este colectivo debe poner en orden nuestra economía para salir de la crisis económica. La esperanza de los ciudadanos se descubre como una experiencia aterradora.
Pero… ¿por qué se ha llegado a este punto en el cual la ciudadanía confié tan poco en los políticos? La política debe considerarse como una profesión, con buena carga vocacional, tan digna como pudiera ser cualquier otra. Difícilmente se puede ejercer la medicina sin la vocación de mejorar la salud de los pacientes o la de un profesor sin saber enseñar a sus alumnos. Resulta elemental que la condición vocacional sarta fundamental, imprescindible a la hora de ejercer dignamente una profesión, entonces ¿Qué les ocurre a los políticos?
Para un numero nos despreciable de ciudadanos que ejercen la política, esta se ha transformado en un medio lucrativo de vida, por encima de un servicio digno a la sociedad y anteponiendo los intereses personales sobre los colectivos. Cuando se sobrepasa esa línea roja se entra en un terreno complejo e imparable que es la corrupción a distintas escalas pero con un objetivo común vivir a otro nivel sin tener en cuenta los medios y los fines de tamaña decisión.
Desde luego quien tiene vocación política intenta hacer las cosas bien y se le nota. Y el primer problema que encontramos al analizar la bajísima credibilidad de los políticos es la llegada a esta actividad de muchas personas escasamente preparadas movidas no por la vocación, sino por la busca de un buen modus vivendi. Aquellas personas que no han acreditado su valía en otras actividades de la vida profesional. Estas personas son peligrosísimas, por dos razones muy substanciales. En primer lugar porque suelen ser unos incompetentes. ¿Cómo se puede ser Concejala de Urbanismo de un pueblo sin haber tenido antes una experiencia suficiente en los temas relacionados con el urbanismo? En segundo lugar, al no tener conocimientos suficientes de nada, se aferran al cargo amparándose en las listas cerradas de los partidos políticos y son capaces de mentir una y mil veces y pisar la cabeza de quien procure menear el sillón.
Voy a soltar una frase de E. Valladares que viene al caso: La palabra tiene que estar conforme con la conciencia y el discurso con el ejemplo. Ser en la calle la personificación exacta, el reflejo fidelísimo de lo que se dice en el estrado o en el pulpito. Ejemplo, ejemplo…y más ejemplo. La falta de ejemplaridad es causa de los grandes fracasos en la religión y en la política.”
Si alguien pretende sacar como conclusión de estas líneas de que todos los políticos son corruptos, está confundido. En la política hay, afortunadamente, gente honrada y gracias a ellos y a su pesar la cosa tienden a funcionar. Pero a estos políticos honestos habría que recriminarlos el no hacer algo más por evitar la presencia de los corruptos en el mundo de la política.
Me vais a permitir una reflexión al hilo de este asunto: El ser humano tiene tendencia innata a ser egoísta y avaricioso. La diferencia entre personas está en la escala de valores, en lo que cada uno necesita para alcanzar una felicidad relativa despojándose de la envidia como elemento referencial. Todos necesitamos un estatus que nos permita una vida digna. Pero no todos valuamos de la misma forma nuestras necesidades.
Algunos, hemos conseguido situar nuestra felicidad en un umbral de posible adquisición. Nos basta la salud como partida para disfrutar plenamente de la inmensa cantidad de bellos momentos que nos puede ofrece la vida, para sentirse considerado y querido por nuestro entorno. Estar contribuyendo a un mundo más justo y equitativo. Es cierto que hay un mínimo imprescindible, paro también este mínimo es variable.
Para terminar, se me antoja, “y con perdón”, una moralina que nace de manera espontanea y sin apenas esfuerzo:…. Nuestra inteligencia nos debe permitir vislumbrar en cada momento, para conocer ¿Cuál es nuestra perspectiva? Y ¿hacia dónde nos encaminamos? Sin engañarnos, nos debemos preguntar si somos felices, o si podemos rectificar para serlo.
Si no preexistimos competentes de ejercitar esta firmeza de vida, los acontecimientos pasaran por encima de nuestra existencia sin darnos demasiada cuenta, y cuando nos miremos al espejo de nuestra subsistencia nos mostrará una imagen de adulto que no nos agradará lo más mínimo. Nos sentiremos cabreados con el mundo y con nosotros mismos.
En Valdemorillo y con mucho calor.

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