jueves, 18 de julio de 2013

Valdemorillo por delante



YO, ESTUVE EN EL PLENO MUNICIPAL DEL LUNES 15 DE JULIO.
Stéphane Hessel, en su último libro: Con España, en la trinchera por la libertad y el progreso escribe, entre otras muchas cosas, que: La nueva oligarquía predica la desconfianza y ejerce el desprecio hacia el pueblo.”

Leyendo este libro de Hessel, hoy se me antoja una reflexión surgida a raíz de una disertación, que sobre política y técnica fue llevaba al pleno municipal de mi pueblo por la Concejala de urbanismo y…. “buenas maneras”. 

Como decía Ortega y Gasset: “la política es una ciencia que necesita del conocimiento”. Para manejarse correctamente, requiere de: la educación, la cultura, la templanza, la sensatez, entre otras, que son atributos consustanciales al buen político, sin embargo, la negación de un numero  de las anteriores dan como resultado: bronca, agresión y un desatino desestructurado.

La técnica, sin embargo precisa del estudio concienzudo para manejarse con soltura; ambas son compatibles. Eso sí, cuando la técnica se tiene que someter a la política por imperativo del imperio, deja de ser ciencia para transformarse una cosa fea e inservible, alejada de la razón, que en el peor de los casos está respaldada por provechos personalistas necesariamente interesados.
Cuando un espectador curtido por la experiencia de la vida y lo habido, asiste a una disertación acalorada sobre esta disyuntiva “metafísica”, entre técnica y política, no le queda más remedio que obtener por si mismo, unas conclusiones que van más allá de lo cotejado. 

La técnica, en este caso Arquitecta, asalariada y contratada….. y con su puesto laboral siempre pendiente de una decisión de mando, se enfrenta al poder, pueden ocurrir dos cosas: 


  • ·         La primera, que este harta y no le importe perder un buen trabajo,… o sea una colega por profesión y utopía que por encima de su dignidad no se coloca nadie.

  • ·      Segunda, que este aconsejada o amarrada en superiores instancias conozca de antemano el resultado final de su órdago.

No sé por qué, pero me inclino por la segunda por la simple intuición, el conocimiento de campo, los gestos, ademanes y otros signos que asomaron a la cara de algunos de los componentes de la mesa del Pleno. Además, los ciudadanos  leemos en la cara de los políticos, ya que, una buena parte de ellos, tienen por costumbre el mentir sistemáticamente, para lo bueno, lo malo y… lo regular. 

Tragarse” un Pleno de principio a fin,…. y para un vecino del pueblo, es un acto heroico; pero tiene el aliciente observar el comportamiento humano y obtener enseñanzas de vida con cierto morbo añadido.

Como conclusión, yo diría lo siguiente: Para ser un técnico competente es necesario trabajo, inteligencia, estudio y tiempo. Sus capacidades se muestran con los resultados de su gestión técnica y siempre que no hayan sido contaminados por una mala gestión política.

Un buen político debe mostrar seguridad, sosiego, tranquilidad, dominio de la situación, confianza…Lamentablemente estas cualidades no aparecieron en el salón de plenos del Ayuntamiento de Valdemorillo en ningún momento. No asomaron para mí, tampoco para nadie a los que tuve ocasión de pedir opinión.

Si los demócratas no somos capaces de enderezar el rumbo de esta política ramplona, tan adulterada por intereses espurios, y los partidos no expulsan de sus filas a aquellos militantes tan poco preparados, oportunistas y corruptos. Apañados estamos.

Habrá que confiar en el estado de derecho, para intentar enderezar los destinos de España. Por eso para terminar quiero entresacar una nueva frase del libro de  Hessel, que dice así y que cada cual lo entienda dentro de un contexto absolutamente pacifista, pero firme: …. “La indignación no es suficiente. Si alguien cree que basta con manifestarse para que las cosas cambien, se equivoca. Es necesario que la indicación sea un verdadero compromiso. El cambio precisa esfuerzo”….

1 comentario:

  1. M. Carmen Rodriguez19 de julio de 2013, 12:10

    Yo no estuve en el Pleno, pero me han contado el acuerdo explicito o tácito de la alcaldesa con la Villanueva. No permitiendo que ningún o ninguna concejal saturado/a de la de Pivalde, rompiera la disciplina de voto. Las caras de Beatriz y compañía eran un poema y no podían disimular la hartura. Pero ahí siguen tragando sapos y culebras y dejando su dignidad para otros momentos. Esta política del PP y PSOE tan adulterada debe estallar para generar una depuración de los partidos.

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