Valdemorillo por delante
YO, ESTUVE EN EL PLENO MUNICIPAL DEL
LUNES 15 DE JULIO.
Stéphane Hessel, en su último
libro: Con España, en la trinchera por
la libertad y el progreso escribe, entre otras muchas cosas, que: “La
nueva oligarquía predica la desconfianza y ejerce el desprecio hacia el pueblo.”
Leyendo
este libro de Hessel, hoy se me antoja una reflexión surgida a raíz de una
disertación, que sobre política y técnica fue llevaba al pleno municipal de mi
pueblo por la Concejala de urbanismo y…. “buenas
maneras”.
Como
decía Ortega y Gasset: “la política es
una ciencia que necesita del conocimiento”. Para manejarse correctamente, requiere
de: la educación, la cultura, la templanza, la sensatez, entre otras, que son
atributos consustanciales al buen político, sin embargo, la negación de un
numero de las anteriores dan como
resultado: bronca, agresión y un desatino desestructurado.
La
técnica, sin embargo precisa del estudio concienzudo para manejarse con
soltura; ambas son compatibles. Eso sí, cuando la técnica se tiene que someter
a la política por imperativo del imperio, deja de ser ciencia para
transformarse una cosa fea e inservible, alejada de la razón, que en el peor de
los casos está respaldada por provechos personalistas necesariamente interesados.
Cuando
un espectador curtido por la experiencia de la vida y lo habido, asiste a una
disertación acalorada sobre esta disyuntiva “metafísica”, entre técnica y política, no le queda más remedio que
obtener por si mismo, unas conclusiones que van más allá de lo cotejado.
La
técnica, en este caso Arquitecta, asalariada y contratada….. y con su puesto
laboral siempre pendiente de una decisión de mando, se enfrenta al poder,
pueden ocurrir dos cosas:
- · La primera, que este harta y no le importe perder un buen trabajo,… o sea una colega por profesión y utopía que por encima de su dignidad no se coloca nadie.
- · Segunda, que este aconsejada o amarrada en superiores instancias conozca de antemano el resultado final de su órdago.
No
sé por qué, pero me inclino por la segunda por la simple intuición, el
conocimiento de campo, los gestos, ademanes y otros signos que asomaron a la
cara de algunos de los componentes de la mesa del Pleno. Además, los
ciudadanos leemos en la cara de los
políticos, ya que, una buena parte de ellos, tienen por costumbre el mentir
sistemáticamente, para lo bueno, lo malo y… lo regular.
“Tragarse” un Pleno de principio a fin,….
y para un vecino del pueblo, es un acto heroico; pero tiene el aliciente
observar el comportamiento humano y obtener enseñanzas de vida con cierto morbo
añadido.
Como
conclusión, yo diría lo siguiente: Para ser un técnico competente es necesario
trabajo, inteligencia, estudio y tiempo. Sus capacidades se muestran con los
resultados de su gestión técnica y siempre que no hayan sido contaminados por una mala gestión política.
Un
buen político debe mostrar seguridad, sosiego, tranquilidad, dominio de la
situación, confianza…Lamentablemente
estas cualidades no aparecieron en el salón de plenos del Ayuntamiento de
Valdemorillo en ningún momento. No asomaron para mí, tampoco para nadie a
los que tuve ocasión de pedir opinión.
Si
los demócratas no somos capaces de enderezar el rumbo de esta política
ramplona, tan adulterada por intereses espurios, y los partidos no expulsan de
sus filas a aquellos militantes tan poco preparados, oportunistas y corruptos. Apañados
estamos.
Habrá
que confiar en el estado de derecho, para intentar enderezar los destinos de
España. Por eso para terminar quiero entresacar una nueva frase del libro
de Hessel, que dice así y que cada cual
lo entienda dentro de un contexto absolutamente pacifista, pero firme: …. “La
indignación no es suficiente. Si alguien cree que basta con manifestarse para
que las cosas cambien, se equivoca. Es necesario que la indicación sea un
verdadero compromiso. El cambio precisa esfuerzo”….
Yo no estuve en el Pleno, pero me han contado el acuerdo explicito o tácito de la alcaldesa con la Villanueva. No permitiendo que ningún o ninguna concejal saturado/a de la de Pivalde, rompiera la disciplina de voto. Las caras de Beatriz y compañía eran un poema y no podían disimular la hartura. Pero ahí siguen tragando sapos y culebras y dejando su dignidad para otros momentos. Esta política del PP y PSOE tan adulterada debe estallar para generar una depuración de los partidos.
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