jueves, 6 de junio de 2013


LOS MALES DE LA DEMOCRACIA SÓLO SE SUPERAN CON MÁS DEMOCRACIA.

Trabajito, sin acritud, dedicado a la Sra. Alcaldesa de Valdemorillo, Pilar López Partida

Sra. Alcaldesa, escribo este trabajillo con el pleno convencimiento de que no obtendré respuesta alguna, porque si me contestara, se delataría y mirará para otro lado porque los las políticos de su cuño están pasando, con la crisis, sus peores momentos democráticos, ya que deben reflexionar y modificar su discurso para no quedar tocados en próximas elecciones. Y es qué, los males de la democracia sólo se superan con más democracia.

¿De qué manera se podría democratizar, un poco más, la vida en un pueblo como Valdemorillo? si el PP se apoya en un partido que ha engañado vilmente a sus electores, aprovechando nuevamente del trasfuguismo político, para que al amparo de nuestra obsoleta ley electoral continuar haciendo caja. Los militantes del PP, que pusieron el grito en el cielo con ese pacto “contra natura”, ahora otorgan para continuar saliendo en la foto.

Actualmente con un partido en el gobierno que se apoya en el parido independiente, que como bien sabe la alcaldesa, utilizó del engaño descarado para obtener sus votos, y que no ha dudado en dar la espalda a sus votantes para apostar por una acción que pudiera dar respuesta a sus cuitas personales con la función pública, y ahora tan necesitada de recursos. Y que en su hemeroteca embustera dejó patente la oposición frontal a su anterior gestión para captar los votos de una fracción del pueblo descontenta, disconforme con que siguiera usted gobernando Valdemorillo cuatro años más. La ciudadanía silente debe recordar todo cuanto digo sobre este asunto.

¿Cómo agregarle al actual sistema una dosis mayor de democracia, para poder garantizar un ejercicio más eficiente de los derechos políticos?. Con la que está cayendo, si no usamos de nuestros recursos imaginativos, los políticos torpes no llegarián a puerto jamás.

Si el pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes, y los partidos políticos son corporaciones fundamentales del sistema; aquí estaría el eje de la cuestión y respuesta a muchas incógnitas.

1.    Habría que conciliar, armónicamente, las facultades propias de los representantes, con el débito de las fuerzas políticas y con el principio de soberanía popular.

2.    La clave estaría en la plataforma electoral de cada partido o alianza política que pretenda alcanzar los máximos honores de la democracia.

3.    Una democracia sin evasivas. Que las plataformas electorales sean de presentación inexcusable, oportunamente publicitada, clara y precisa, y que abarquen todos los temas de interés general.

4.    La plataforma electoral debe ser vinculante. Así la elección de concejales representaría una verdadera opción entre varios programas de gobierno, debidamente plebiscitados y, entonces, cada ciudadano determinaría la prioridad que estime corresponder a cada tema, haciendo un análisis selectivo, para después optar por el programa que le ofrezca mayores coincidencias en los asuntos que considere más relevantes.

5.    Las promesas electorales, como las ofrecidas por Pivalde, debe dejar de ser meros compromisos morales sin trascendencia jurídica, y tengan la obligatoriedad de cumplir y hacer cumplir en su plenitud el contenido de la plataforma electoral presentada, como programa de gobierno, por la fuerza política que resulte ser favorecida por el voto popular.

6.    Que el programa, votado por la ciudadanía, tenga fuerza de ley, entrando en vigencia el mismo día en que la fórmula el escrutinio de los votantes.

7.    Para respetar la voluntad de las urnas, consideramos que no se debería poder modificar el programa de gobierno elegido por la ciudadanía sin mediar el voto de al menos dos terceras partes del total de los miembros del Pleno y recién después de haberse cumplido los dos primeros años del mandato.

8.    Esta propuesta, obviamente perfectible, obligaría a que se articulen los mecanismos institucionales correspondientes, a los efectos de ponerla en práctica.

9.    Las plataformas electorales deberían ajustarse rigurosamente, y en todos sus puntos, a la Constitución Nacional, para evitar posteriores planteos de inconstitucionalidad después de ser presentadas en sociedad. En tal sentido habría que determinar la instancia previa y el procedimiento que garantice la viabilidad jurídica de cada plataforma electoral que se presente.

10. Todo esto exigiría una mayor responsabilidad de los partidos políticos y la necesaria previsibilidad de los candidatos. Sería un aporte a la seguridad jurídica y a la gobernabilidad.

11. Las alianzas electorales se verían obligadas a consensuar algo más que la distribución de futuros cargos públicos y eventuales cuotas de poder.

12. Quienes ejerzan la oposición no podrían oponerse a las grandes directrices ya plebiscitadas en las urnas y devueltas por la mayoría de la sociedad, a los políticos, como una orientación pero también como instrucciones a ser cumplidas.

Sra. Alcaldesa, todo un manual de buenas intenciones que sería suscrito por la casi totalidad del electorado y por los políticos demócratas e inteligentes que afortunadamente haberlos ahylos.

Aprovechando que este blog lo leen algunos amigos peperos, les solicito que hagan extensiva esta reflexión utópica a todos aquellos correligionarios de buena voluntad que sean verdaderamente demócratas.

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