Una triste despedida
ADIÓS A LA DOCENCIA
Todo tiene su principio pero también tiene su final. Considero que ha llegado el momento de cerrar definitivamente el penúltimo capítulo de libro que recoge mi vida profesional.
Buenas
tardes, mis queridos alumnos, buenas tardes insignes invitados a esta mí última
clase como profesor de esta Universidad. Sí, efectivamente mi última clase
magistral que debo rellenar con temas más importantes que los puramente
académicos, para que sirvan a afrontar vuestra realidad expectante dentro de la
futura vida profesional de mis alumnos.
Doy gracias
por haber podido trabajar en aquello que me satisfacía plenamente y poder
entroncarlo con la realidad de mi entorno que pretende proclamar que la
dignidad y el respeto a las personas es el fundamento para conseguir el
equilibrio que es necesario en la vida.
Dejo atrás
más de 42 años intensos, repletos de satisfacciones personales que arropan
otros momentos menos gratos. Una satisfacción que ha sido fundamentada en el
contacto personal con mis alumnos de los que he podido aprender una manera
diferente de entender la vida.
Precisamente,
al clausurar este capítulo tan importante en mi trayectoria de vida, es el
momento de ojear el pasado con los pies puestos en el presente para
intentar vislumbrar un futuro incierto para una buena parte de la juventud,
para la mayoría de mis alumnos aquí presentes, y no me queda más remedio
que reconocer un panorama poco grato para una lozanía que se está preparando a
afrontar su realidad profesional dentro del panorama social español.
La actual
coyuntura económica evidencia la necesidad de nuevos foros de jóvenes que
permitan afrontar el nuevo contexto social y cultural de la sociedad, al objeto
de poder y aportar desde el entorno universitario, otro enfoque que permita
avanzar y contribuir a reactivar los resortes de la sociedad civil; de manera
que una vez finalizados los estudios se establezcan redes profesionales de
ayuda que permitan generar nuevos puestos de trabajo.
Los
profesores deben crear también equipos de docentes que diagnostiquen sobre
cuestiones puntuales de actualidad y que posteriormente posibiliten celebrar
debates con los estudiantes sobre los problemas que se están encontrando los
jóvenes graduados en su acceso al mundo profesional.
Sabemos que
la solución al desempleo no es el subempleo; las soluciones pasan el desarrollo
de nuevos proyectos de vida y de disponer de recursos suficientes que
posibiliten vivir con dignidad. Y la única solución viable pasa por reformular
el modelo: necesitamos repartir el empleo para que se eviten las jornadas
inhumanas mientras el desempleo sigue subiendo. Además, deben evitarse las
contrataciones ilegales, con mejores inspecciones de trabajo y, paralelamente,
fomentar el autoempleo bajo fórmulas democráticas para que los propios
trabajadores sean quienes tomen las decisiones sobre sus condiciones laborales.
Ahora, me vais a permitir daros un consejo general.
Sed vosotros mismos, esto es, el vosotros mismos
auténtico que encontraréis en el fondo de vuestros corazones y que no está
hecho de recados publicitarios ni de torpes vanidades; el vosotros mismos que
no consiste en seguir las advertencias de quienes quieren utilizaros, ni radica
en dejarse convencer por la transitoria veleidad del momento; el vosotros
mismos que no asiente sin reflexión ni actúa por imitación.
Nunca dejéis de pensar por vosotros mismos. ¡Nunca ¡
Todos vosotros y vosotras sois luminosas centellas de
libertad y tenéis el esplendor del futuro abierto ante vosotros y vosotras. No
permitáis que la mentira os confunda, que la maldad os contagie ni que la
estupidez os persuada.
Como he dicho antes, estas palabras son también mi
despedida, aunque insisto en que el mensaje es el mismo, si bien articulado con
otras expresiones y revestido de otros sentimientos.
Cuándo resumo en la memoria mis treinta años de
docencia para preguntarme a mí mismo ¿qué deseo deciros en esta lección final?,
no tengo duda alguna acerca del contenido argumental del mismo: QUIERO DAROS
LAS GRACIAS POR TODO.
Quiero daros las gracias a vosotros y a los centenares
de alumnos que han escuchado mis enseñanzas de construcción a lo largo de los
años, y a los que ahora representáis aquí. Gracias por haberme permitido
desarrollar un trabajo maravilloso, porque me habéis concedido educar vuestra inteligencia, algo tan simple
como grandioso.
Además, abrir vuestro conocimiento es la tarea más
creadora que existe; quien entrena el músculo o encamina el talento, los
dirige, los encauza, mas no los crea. Pero educar la inteligencia es hacerla,
es crearla: cuando por la explicación de sus mentores un alumno pasa de no
comprender la esencia de lo que le resulta misterioso a comprenderla, se
enciende una luz que antes no existía en medio de la tiniebla de este universo
sombrío, tiniebla que sólo el brillo de la inteligencia consigue disipar.
Por eso, permitidme que os vuelva a repetir el
anterior consejo: Nunca dejéis de pensar por vosotros mismos. Nunca
Desertar del pensamiento propio es desertar de la
Humanidad, convertirse en una piedra, desmerecer del destino que nos ha
señalado a los seres humanos con un propósito que trasciende las limitaciones
del tiempo y del espacio.
Seguid con firmeza vuestro camino, no dejéis que os
conduzcan sin saber a dónde, no permitáis que os convenzan sin saber de qué,
vuestra vida es vuestra y es único e insustituible, el insuperable paisaje que
tenéis para dibujar en él la figura de vuestra felicidad. Ahora, en este
preciso momento prefiero seguir el consejo de Miguel de Cervantes: “EL CAMINO ES SIEMPRE MEJOR QUE LA POSADA”.
Termino: Seguid con firmeza vuestro camino, no dejéis que os conduzcan sin saber a
dónde, no permitáis que os convenzan sin saber de qué, y, sobre todo, no
consintáis que os vivan, porque vuestra vida es vuestra y es única, insustituible,
el único papel en donde tenéis para dibujar la figura de vuestra
felicidad.
Gracias y adiós.
Don Jesús.
ResponderEliminarQuería escribirle unas palabras de agradecimiento, ya que ayer me pillo tan de sorpresa, con la dinámica de la última clase que me quede sin palabras.
Realmente me pareció un gesto muy bonito lo que hizo ayer, y aún más cuando me dio el discurso que seguro con tanto cariño preparó.
Gracias por el interés que ha mostrado durante estos meses en nosotros al transmitirnos con ese entusiasmo sus conocimientos.
Deseo de corazón que la nueva etapa de su vida que comienza ahora, le regale un sin fin de gratas experiencias.
Hola buenos días D.Jesús:
ResponderEliminarCreo que fui un poco ingrato por no agradecerle el trato que tuvo conmigo; he estado ausente durante todo el verano y me acabo de incorporar esta semana a la facultad.
Solo quería darle las gracias por su docencia, y me alegra enormemente haber sido su alumno y haber compartido con usted su último año como profesor. Gracias a usted aprendí bastantes lecciones que me servirán para toda la vida, tanto estudiantiles como morales.
Agradecerle también por la calificación que me puso en la asignatura, estoy realmente agradecido.
Le deseo que disfrute de su jubilación y muchas gracias.
Un saludo, Andrés Arango Díaz.
Profesor, he leído detenidamente el mensaje de su última clase. Esta sí que puede ser su clase más magistral, está repleta de positiva alegría y buenas intenciones.
ResponderEliminarEstoy seguro que sus alumnos han perdido un magnifico profesor, repleto de humanidad. Profesor González Martin, aproveche esta nueva etapa de la vida para experimentar todo lo positivo que nos rodea. Lea, descanse y escriba, utilice el tiempo para seguir creando su mundo y sus ilusiones….. Y salud para disfrutarlo.
Profesor, debo agradecerle lo mucho que me han servido sus consejos para intentar vivir la vida de otra manera. Ahora desde un centro de cooperación del África Subsahariana me siento realizado como persona y como técnico al servicio de un mundo mejor.
ResponderEliminarSi su salud se lo permite desearía poder enseñarle las instalaciones que estamos haciendo y que serán un magnifico Centro Hospitalario.
África es un mundo, un mundo diferente a los enfangados en el consumo, sus gentes son maravillosas y yo me siento feliz aquí por el momento. Desde aquí le deseo: salud, salud y salud y mucho amor para trasmitir a los demás.
Querido Don Jesús,
ResponderEliminarMe hubiese gustado poder acompañarle en este día tan importante, pero ya que no es así, al menos quería estar presente mediante esta carta. Tengo tantas cosas que decir que no sé por dónde empezar…Aunque creo que empezaré dándole las gracias, porque gracias a usted he conseguido ser quién soy.
Para empezar un gran proyecto hace falta valentía, y para terminarlo, perseverancia. Y esas dos virtudes se han reunido en usted, que ha demostrado que, si bien no es fácil ser profesor en los tiempos que corren, uno puede desempeñar este trabajo a la perfección y hasta hacerse querer por los alumnos.
Dice un antiguo proverbio que tener verdadero éxito en la vida es: reír mucho y muchas veces; ganar el respeto de personas inteligentes; ganar el reconocimiento de personas cualificadas; apreciar la belleza; buscar lo mejor en los demás; dejar el mundo un poquito mejor de cómo lo encontraste y saber que al menos una persona ha vivido mejor gracias a ti. Una vez más, Don Jesús, ha vuelto a reunir todas las cualidades, y yo tengo la inmensa suerte de poder presumir que soy una de esas personas que han vivido mejor gracias a usted. Por último, me gustaría que no se pusiera triste por esta despedida, pues no es un “adiós “sino un “hasta luego”. Estoy segura de que dentro de no mucho volveremos a encontrarnos. Y en el caso de que no fuese así, no pienso decirle “adiós”. Yo nunca digo adiós, nunca dejo que las personas.