Ante todo: Libertad de expresión
EL PRESIDENTE DEL SUPREMO, GONZALO MOLINER, CALIFICA EL ACOSO A POLÍTICOS DE
"LIBERTAD DE EXPRESIÓN"
“Es un derecho
constitucional" y cada expresión de este derecho puede o no ser legal, depende
de cómo se desarrolle. Si no es violento, es una manifestación
de la libertad de expresión”.
Está claro
que Cuando un político actúa incorrectamente y, en muchos casos, tapando los
desmanes y corruptelas de sus propios correligionarios de partido poniéndolos
por encima de los intereses del ciudadano que les ha elegido, ese ciudadano o ciudadana ni tiene que
esperar, ni debe hacerlo, a que pasen cuatro años para que se le den
explicaciones y retirarles su mandato. Porque, guste o no, los
políticos electos son empleados de
los electores y cuando un empleado hace algo incorrecto, y en el caso
de los actuales lo están haciendo muy mal y muchas veces, lo que toca es
despedirlos como en cualquier otro empleo. Ya que esto no nos está permitido
por las leyes que les blindan en su desempeño, al menos debe quedarnos la
posibilidad de protestar y de decirles de viva voz lo incompetentes que son
El escrache
como tal tiene una historia romana y con unas características muy claras".
Se pretende "amedrentar y doblegar y tiene que quedar muy claro quiénes lo
hacen y para qué". Siempre han estado ligados al populismo y la demagogia porque intentaban
"bordear las instituciones e intentan forzar a los que están en las
ellas".
Ahora sus
señorías se indignan por el acoso de unos ciudadanos que han concluido que un
sistema democrático basado en el contrato social de cesión de libertades y
derechos que no te defiende, aún más que te acosa, que te empuja al suicidio, a
la exclusión social, a la pobreza, al desahucio familiar, educativo y sanitario
es un sistema que no sirve y que además, tiene responsables.
Los políticos
se indignan de que un colectivo ciudadano haya decidido por fin hacer
responsables de sus actos a sus señorías, que hasta ahora han creído que sus decisiones
les hacían impunes de su responsabilidad individual amparados en la disciplina
de partido.
Pues no,
señorías. Si ustedes votan para rebajar las becas universitarias, subir la tasas,
dejarnos en cueros a los investigadores y reírse en su cara, diciendo que se
van al extranjero por el afán de aventura propio de la juventud, ustedes
tendrán que soportar, ver las caras y oír las voces clamando justicia de los
que desahucian y si han convertido sus sueños en una pesadilla, en justa correspondencia,
verán alterado el sueño de los justos al que creían tener derecho por ser los
representantes del pueblo.
El escrache
no es acoso, sino legítima defensa. Porque el verdadero acoso, es permitir que
se ignore una Iniciativa Popular que cumple los requisitos legales para ser
tramitada, que den carta de naturaleza a la estafa de los bancos de quedarse
además de con la vivienda con el futuro de los desahuciados reclamando una
deuda inmoral e ilegal.
El acoso es
haber hecho saltar por los aires el principio de seguridad jurídica en las
relaciones laborales tanto en la función pública como en el ámbito privado, el
acoso es la imposición de recortes sociales a los más débiles con medidas como
el repago sanitario, el acoso es transformar derechos inalienables de
ciudadanía en un mercancía como es el derecho a la salud, a la vivienda, al
trabajo y a la protección social.
Sus señorías
ahora tan molestos porque les señalan con el dedo, porque protestan frente a
sus casas los que han sido echadas de ellas, y les recuerdan en la vía pública
que asumieron unos compromisos que en el mejor de los casos no están cumpliendo
y en el peor haciendo justo lo contrario, se sienten acosados.
Este acoso
es el del siervo que seguía a los victoriosos generales romanos cuando entraban
en Roma susurrándoles a cada paso marcial “memento mori”, recuerda que eres mortal, que
eres hombre o mujer, que no eres Dios y por tanto responsable de tus actos, porque
son los ciudadanos y no los políticos los que están siendo acosados y privados
de sus derechos.
Visto así el
escrache es un sistema de legítima defensa popular. Se acabó el “que se jodan”, la inmunidad de los que legislan en contra de la
voluntad popular con medidas como “Dios manda”, “hacemos lo que hay que hacer”,
su responsabilidad y crédito político está justificado. El ciudadano que se
manifiesta también cree que hay que hacer lo que hay que hacer y lo hacen no en
diferido, sino en directo y en legítima defensa hasta que lograr devolver la
dignidad de la que ahora no son merecedores.
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