Listas abiertas
ANTE LA QUE ESTÁ CAYENDO. LISTAS ABIERTAS
Nuestro
sistema electoral, beneficiario de la transición
democrática. Se hizo pensando en cuatro cuestiones prioritarias: Primera, fortalecer
la estructura de los partidos políticos tras cuarenta años de dictadura. Segunda,
facilitar la gobernabilidad evitando una excesiva fragmentación de la
representación popular que fuera desestabilizadora. Tercera, incorporar a las
minorías nacionalistas periféricas a las tareas comunes de toda España y
finalmente respetando a la provincia como circunscripción electoral. En su momento, pues, se optó por la provincia y por las listas cerradas, convencidos
de que las siglas partidistas primaban sobre cualquier otro personalismo y como
una respuesta que facilitaba y fortalecía el despliegue de la democracia de
partidos.
El desapego
de los ciudadanos respecto a la política y a los políticos, se transforma en
cabreo, en momentos concretos como la elección entre unas listas “cerradas” de candidatos preferidos
por los partidos. Ello restringe la libertad de selección para aquellos que votarían más, o más a gusto, una
opción u otra, si no estuviera tal candidato imputado o si estuviera tal otro
que les parece mejor.
Lo
que, en su momento pudo ser la solución, se puede convertir ahora total o
parcialmente, en problema. Nada, que no sean los principios y valores
fundacionales, está fijado para toda la vida y entender esa dinámica de
las cosas ayudaría a enmarcar el conflicto. Porque hoy, no todo el mundo está conforme que las ideologías partidistas son determinantes
a la hora de resolver problemas concretos, hoy los personalismos entorno al
liderazgo han desplazado el foco mediático de atención de los votantes desde
las siglas del partido. Se ha generalizado la idea de que
las listas cerradas se han convertido en un mecanismo de selección adversa que elige como
candidato no al mejor, sino al más fiel colaborador de las autoridades
orgánicas de los aparatos de los partidos que les proponen y votan
internamente.
A
partir de ahí, se producen dos fenómenos perversos que se
retroalimentan: los
aparatos partidistas fuerzan las candidaturas de sus fieles colaboradores en
tareas internas del partido, mientras que los candidatos, una vez elegidos
diputados o concejales, no tienen apenas incentivos para hacerlo bien en
relación con los ciudadanos, mientras tienen todos los incentivos para hacerlo
bien respecto a sus direcciones partidistas que son, en realidad, a quienes les
deben el puesto. Esto configura representantes democráticos sin apenas
motivación para aproximarse a sus electores formales, reforzando la distancia
existente entre electores y elegidos (“sólo se os ve, cada cuatro años”).
Además, tienen efectos secundarios claros desde el momento en que los
tribunales reconocen que una vez obtenida la representación, el escaño o la concejalía
es del transversalmente votado y no del
partido.
El
triste célebre “tamayazo”
en la Comunidad de Madrid, fue posible por esta circunstancia. Dos
diputados del PSOE, “cambiaron su voto” en el momento de la elección del
Presidente de la Comunidad, sin que el partido por el que se presentaron
pudieran reemplazarlos y esta pasó de unas manos (PSOE) a otras (PP).
PARLAMENTARIOS SOCIALISTAS ARTIFICES DEL TAMAYAZO |
En
las circunscripciones locales, el concejal que cumpla firmemente con sus compromisos con el pueblo
tiene la posibilidad de presentarse, o no, con las siglas del partido que pretendiera
marginarle. Quedaría del mismo modo eliminado todo aquel impuesto por las
siglas del partido y que no sea admitido en el sufragio popular.
En las elecciones autonómicas de la Comunidad de Madrid del 25
de mayo de 2003, Tamayo ocupó el puesto 13 de la lista de Rafael Simancas. El
PSOE obtuvo 47 diputados, IU 9 y 55 el PP. El pacto entre los dos partidos de
izquierda era muy probable.
El 10 de junio del mismo año, Tamayo y la también diputada
socialista María Teresa Sáez se abstuvieron en la Asamblea de Madrid, y con
ello impidieron la elección del socialista Rafael Simancas como presidente de
la misma, ya que los populares, con mayoría absoluta ese día (55 diputados
contra 54) eligieron a Concepción Dancausa, lo que supuso un escándalo político
debido a las acusaciones de transfuguismo y corrupción. Desde el principio, el
PSOE afirmó que los dos diputados habrían recibido dinero de una trama inmobiliaria y urbanística con el objetivo de beneficiar al PP. El Partido Popular por
su parte achacó la ausencia a un problema interno entre distintas corrientes
del PSOE. Tamayo, por su parte, afirmó en repetidas ocasiones estar en contra
de un pacto con Izquierda Unida, negando las acusaciones de corrupción.
Fundescam era una fundación del PP de Madrid que funcionaba con donaciones de empresarios privados, cuyos fondos, según la ley, no podían ser utilizados para financiar campañas electorales de partidos, por lo que Hacienda constata un presunto delito, aunque este ya habría prescrito. En aquella ocasión Aguirre consiguió la presidencia de la Comunidad de Madrid gracias a la abstención de uno de los integrantes de la lista socialista, Eduardo Tamayo, y de otra diputada, lo que es conocido como el tamayazo.
ResponderEliminarEn 2010, el juez del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) Antonio Pedreira, que instruía el caso Gürtel, solicitó a Fundescam información sobre los pagos sospechosos aparecidos en las anotaciones de la caja B de la trama corrupta que dirigía Francisco Correa.