Sahara libre
LOS
DERECHOS SILENCIADOS DEL PUEBLO SAHARAGUI
Los saharauis partidarios de la autodeterminación del territorio son víctimas de una persecución sistemática y regular por sus opiniones que incluía la cárcel, las detenciones arbitrarias, la tortura y el acoso permanente, por no hablar de la represión violenta de cualquier manifestación colectiva en ese sentido. Los testimonios son auténticos símbolos de la dignidad humana.
Se cumple el triste
aniversario de los Acuerdos Tripartitos de Madrid, con los que la España
franquista (pero España, al fin y al cabo, para el derecho internacional) hizo
dejación de sus obligaciones como potencia administradora del Sáhara
Occidental: el 14 de noviembre de 1975. Directamente, sin solución de
continuidad, de aquellos polvos vienen estos lodos de violaciones de los
derechos humanos de quienes siguen defendiendo el derecho a la
autodeterminación de su pueblo.
Un derecho de
autodeterminación establecido por la Resolución 1514 de la Asamblea General de
las Naciones Unidas y reconocido específicamente al pueblo saharaui en otras
tantas y tantas resoluciones de la ONU que es difícil recordar su numeración,
pero que a pesar de todas ellas le sigue siendo imposible ejercer.
La ONU sigue empujando para
que la legalidad internacional se abra paso. Hace pocos días, el enviado
especial de su Secretario General, Christopher Ross, ha visitado la región y,
por primera vez, los territorios ocupados de la misma para buscar fórmulas que
permitan al pueblo saharaui pronunciarse por la única vía que la legalidad
contempla: las urnas de un referéndum que lleva durmiendo demasiado tiempo el
sueño de los justos.
Un paso en ese sentido sería
ampliar el mandato de la MINURSO al capítulo de los derechos humanos. Otro más,
que la UE fuera capaz de comprender de una vez por todas que el tiempo no todo
lo cura y que en los campamentos y en las ciudades ocupadas seguirá viviendo el
pueblo saharaui, porque a los pueblos no los borra el mirar para otro lado como
si no existieran. Y, finalmente, un tercero que en realidad es el previo, el
del medio y el último: que España asuma de una vez su responsabilidad histórica
como potencia administradora que sigue siendo mientras haya derecho, anales en
la sede de la ONU y memoria en las víctimas.
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