POR AMOR,.. NO POR LEYES
LOS RECURSOS EXISTENTES ACTUALMENTE EN EL PLANETA SERVIRÍAN
PARA SUSTENTAR UNA POBLACIÓN MUNDIAL DIEZ VECES MAYOR A LA ACTUAL
Existen algunos conceptos vinculados estrechamente a la
situación geopolítica, económica y social que, con el paso del tiempo y su
permanencia estructural en nuestras vidas parecen haberse convertido en una
parte inherente a los ciclos de nuestra historia. Desde hace más de dos décadas
hablamos del cambio climático como un
concepto abstracto de la misma forma que las diferentes organizaciones no
gubernamentales aprovechan la interesante figura de la responsabilidad social empresarial
para lograr fondos de los grandes capitales, fondos desgravables que ayudan a
las cuentas de resultados, en pos de acabar con otro de esos conceptos eternos
a través de la historia; la pobreza mundial.
Ciertamente, la pobreza mundial forma parte del subconsciente colectivo
permanente que, generación tras generación convive, independientemente de
ciclos de bonanza o ciclos de crisis, con el hambre en el mundo, el reparto de
recursos y la pobreza.
Si la población del mundo no
fuera de 6.600 Millones, sino de 1.600 Millones, que
existía en el Renacimiento, antes de la revolución industrial,
y el consumo de energía no sería un promedio de 3 ó 4 veces más que en
esta época, causado por nuestra materialista “filosofía del mundo y de la
vida”. Respetando estos antinaturales cambios y tomando en consideración que
esta negativa tendencia aún no ha llegado a su techo, sino se espera que la
población del mundo para el año 2050 alcanzara la cifra
de 9.600 Millones y el excesivo consumo de energía se extenderá entre toda
parte de nuestro planeta, está no podría producir las necesitadas
materias primas para satisfacer los antinaturales demandas de este nuevo tipo
de vida de la población del mundo.
Basando en este hecho, este problema es cuestión filosófica y no
económica, y sabiendo que la causa de todos nuestros males (entre los que la
pobreza es sólo una) es nuestra materialista “filosofía del mundo y de la
vida”, que ha destruido el justo equilibrio entre la parte espiritual e
instintiva de nuestra naturaleza humana, sólo recuperando este equilibrio
perdido podríamos lograr eliminar todos nuestros males y restablecer la
justicia dictado `por Amor y no de Leyes y reglamentos.
Los países desarrollados nos
comprometemos a “ayudar” a los países más pobres contemplando políticas de
cesión de fondos mientras que se incrementa la necesidad de abrir las puertas
de acceso y conocimientos a las nuevas tecnologías de los países en desarrollo
a fin de incrementar los niveles de productividad en sus sectores productivos.
Existe algo realmente inaceptable y moralmente despreciable es que si no fuera
por los intereses políticos y económicos de sobra conocidos y, visto desde una
perspectiva estrictamente científica, acabar con el hambre
del mundo no sería tan complejo. La pobreza no
está relacionada con una escasez de recursos. Según
un informe elaborado por la FAO, los recursos existentes en el planeta actualmente servirían
para sustentar una población mundial diez veces mayor a la actual,
mientras países “desarrollados” subvencionan con fondos públicos la
paralización de la producción de alimentos.
Resulta difícil entender
cómo la pobreza es una realidad tangible que se reproduce siempre con los
mismos aspectos concordantes sea cual sea el país pobre. El diario The New York Times escribió un informe basado sobre un
estudio realizado por economistas de renombre que habían estudiado el fenómeno
de pobreza de Bangladesh; el informe destacaba como claves de los niveles de
pobreza en uno de los países más pobres del mundo, el hecho que únicamente el 15%
de la población de Bangladesh controla 2/3 de la tierra y un 85% no poseía nada. Asimismo, las nuevas
tecnologías aplicables a los procesos productivos estaban completamente vetadas
para ese porcentaje de población y, únicamente los grandes capitales accedían
al crédito y los instrumentos necesarios para explotar la tierra a través del
uso de las nuevas tecnologías. Esta situación es reiterada en todos los países
pobres: las ayudas que provienen del exterior son vendidas por el gobierno a
los militares, a las clases medias y a los grandes capitales. Como conclusión,
en el informe se establecía el alto grado de fertilidad de las tierras de
Bangladesh y su potencial para alimentar a una sociedad 3 veces mayor que la
actual.
Se deja en Africa a las transnacionales que hagan lo que quieran, comprando diamantes, pieles, maderas, petroleo, animales, materias sin refinar etc y todo por armas, o incitan a grandes caos, por ejemplo Ruanda. O peor aún, miren a USA y su guerra de cuatro años contra Iraq. Cuatro Millones de Iraquies desplazados, calidad de vida por los suelos, ni siquiera tienen asegurados los servivios basicos, Cuanta hambruna no han creado ahi? USA y sus aliados. Con ese 1 trillón de dolares que USA ha gastado en desangrar a la tierra, especificamente a medio oriente, ya hubieran podido ayudar a erradicar el hambre mundial, el analfabetismo y encestar un duro golpe contra el SIDA, el cual es un tremendo azote a Africa y en Latino America esta teniendo un crecimiento notable sin olvidar el gran problema del AGUA que sera el gran negocio para algunos en un futuro cercano. Debemos buscar nuevas formas de ayuda a los gobiernos de Africa y otras latitudes de extrema pobreza. Los viejos metodos no han servido para solucionar sus problemas.
ResponderEliminarDefinitivamente, debe haber más integración responsabilidad de los gobiernos en donde sus países mantienen un índice considerable de personas, especialmente niños, padeciendo el hambre. Tomar medidas más eficaces, programas de acción que den soluciones a este triste flagelo.
ResponderEliminarNos recuerda Duncan Green, coordinador de investigaciones de la ONG, que en este mundo hay recursos para todos, pero muy mal repartidos, hasta el punto de que los ingresos de las 500 personas más ricas del planeta son superiores a lo que perciben los 416 millones de personas más pobres. Esta injusticia marca las vidas de unos mil millones de personas que viven en la pobreza más absoluta y, en no pocos casos, llega a ser causa de su muerte.