Debes necesitar menos dinero para vivir mejor.
La pobreza y la riqueza en intercambio mutuo.
La pobreza está
muy presente en pleno siglo XXI, afecta sobre todo a los países menos
desarrollados de África, Asia y Latinoamérica. Va más allá de la falta de
ingresos y recursos para garantizar unos medios de vida sostenibles como el hambre
o la malnutrición,

El Papa Francisco dijo, que cuando se
ayuda a un pobre siempre se debe ir más allá de la simple solidaridad. Las
obras de beneficencia son humanas pero la pobreza que predica Pablo es distinta.
Doy de lo mío y no de lo superfluo. La
teología de la pobreza; no es una ideología, es la esencia del cristianismo:
‘Bienaventurados los pobres de espíritu’. Y ser pobre de espíritu supone estar precisamente en
el centro del Evangelio. Sí quitáramos la pobreza del
Evangelio, no se comprendería nada del mensaje de Jesús.
San Pablo, hablando a la Iglesia de
Corinto pone de manifiesto cuál es su verdadera riqueza: “son ricos en cada
cosa, en la fe, en la palabra, en el conocimiento, en el celo y en la caridad que
les hemos enseñado”. Así es la exhortación del Apóstol de las Gentes, “dado que
son ricos, sean abundantes también en esta obra generosa” en “esta colecta”.
Existe esta contraposición entre
riqueza y pobreza. La Iglesia de Jerusalén es pobre, está con dificultades
económicas, pero es rica, porque tiene el tesoro del anuncio evangélico. Y esta
Iglesia de Jerusalén, pobre, ha enriquecido a la Iglesia de Corinto con el anuncio
evangélico; le ha dado la riqueza del Evangelio”. “Ustedes que son ricos
económicamente y que son ricos con tantas cosas, eran pobres sin el anuncio del
Evangelio, pero han enriquecido a la Iglesia de Jerusalén, ensanchando el
pueblo de Dios”. “De la
pobreza viene la riqueza en un intercambio mutuo”.
He aquí entonces el fundamento de la
“teología de la pobreza”: “Jesucristo de rico que era se ha hecho pobre”, se ha
abajado por nosotros. De donde se deduce el significado de la primera
Bienaventuranza: “Bienaventurados los pobres de espíritu”. Es decir, “ser pobre
es dejarse enriquecer por la pobreza de Cristo y no querer ser rico con otras
riquezas que no sean las de Cristo”.
Todos
podemos combatir la pobreza, si tan solo empezamos por compartir lo nuestro, si
fuéramos solidarios. Tan sencillo como ayudar, aprender a vivir de una manera austera
y sin lujos. Enseñando con nuestro ejemplo.
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