Debes necesitar menos dinero para vivir mejor.
La pobreza y la riqueza en intercambio mutuo.
La pobreza está
muy presente en pleno siglo XXI, afecta sobre todo a los países menos
desarrollados de África, Asia y Latinoamérica. Va más allá de la falta de
ingresos y recursos para garantizar unos medios de vida sostenibles como el hambre
o la malnutrición,
Las formas de medir la pobreza son muy
diferentes desde un punto de vista económico, sociológico y psicológico; pero
es particularmente dramática la situación de pobreza absoluta, principal
problema de los pueblos más pobres del mundo, sin recursos de nutrición, salud
o vivienda. También es especialmente importante la pobreza que existe en los países
desarrollados del mundo, en los guetos de marginación social y sin nivel de ingresos
necesarios para satisfacer todas o parte de las necesidades básicas. El porcentaje
de pobreza en el mundo es del 9,6%. Significa
que sobreviven con menos de 1,6 € al día. El índice de pobreza sigue alcanzando
el 35,2% en África subsahariana, donde se concentra el mayor número de niños
pobres del mundo o los países más desiguales de América Latina como: Honduras,
Colombia, Brasil, Guatemala…. En los últimos años, la pobreza ha crecido
también en Argentina, donde afecta a un 28,7% de la población. También el 13,5%
de la población de Asia Meridional vive en pobreza absoluta. Moldavia, Armenia,
Ucrania, Georgia y Bosnia son los cinco países más pobres de Europa. Estos
datos chocan con la clasificación actual de los países más desarrollados del mundo, que se elabora en base a
parámetros como el PIB, el nivel de industrialización, el ingreso per cápita,
la natalidad, la esperanza de vida.
El Papa Francisco dijo, que cuando se
ayuda a un pobre siempre se debe ir más allá de la simple solidaridad. Las
obras de beneficencia son humanas pero la pobreza que predica Pablo es distinta.
Doy de lo mío y no de lo superfluo. La
teología de la pobreza; no es una ideología, es la esencia del cristianismo:
‘Bienaventurados los pobres de espíritu’. Y ser pobre de espíritu supone estar precisamente en
el centro del Evangelio. Sí quitáramos la pobreza del
Evangelio, no se comprendería nada del mensaje de Jesús.
San Pablo, hablando a la Iglesia de
Corinto pone de manifiesto cuál es su verdadera riqueza: “son ricos en cada
cosa, en la fe, en la palabra, en el conocimiento, en el celo y en la caridad que
les hemos enseñado”. Así es la exhortación del Apóstol de las Gentes, “dado que
son ricos, sean abundantes también en esta obra generosa” en “esta colecta”.
Existe esta contraposición entre
riqueza y pobreza. La Iglesia de Jerusalén es pobre, está con dificultades
económicas, pero es rica, porque tiene el tesoro del anuncio evangélico. Y esta
Iglesia de Jerusalén, pobre, ha enriquecido a la Iglesia de Corinto con el anuncio
evangélico; le ha dado la riqueza del Evangelio”. “Ustedes que son ricos
económicamente y que son ricos con tantas cosas, eran pobres sin el anuncio del
Evangelio, pero han enriquecido a la Iglesia de Jerusalén, ensanchando el
pueblo de Dios”. “De la
pobreza viene la riqueza en un intercambio mutuo”.
He aquí entonces el fundamento de la
“teología de la pobreza”: “Jesucristo de rico que era se ha hecho pobre”, se ha
abajado por nosotros. De donde se deduce el significado de la primera
Bienaventuranza: “Bienaventurados los pobres de espíritu”. Es decir, “ser pobre
es dejarse enriquecer por la pobreza de Cristo y no querer ser rico con otras
riquezas que no sean las de Cristo”.
Todos
podemos combatir la pobreza, si tan solo empezamos por compartir lo nuestro, si
fuéramos solidarios. Tan sencillo como ayudar, aprender a vivir de una manera austera
y sin lujos. Enseñando con nuestro ejemplo.
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