Un paseo de la memoria por el colegio INFANTA MARIA TERESA 5



“La letra con sangre entra” “Quien bien te quiere te hará llorar”
En los sesenta, la autoridad y el poder del profesor eran componentes fundamentales en las relaciones, profesor alumno. La disciplina se consideraba fundamental. D. Manuel Carrascosa, situaba su práctica didáctica en el eje dominación-omnipotencia e intentaba dirigir el colegio esperando sumisión y obediencia del conjunto del alumnado.
Por el contrario, la actualidad, los docentes se sienten impotentes y desamparados, su tarea no está respaldada, ya sea desde el propio sistema educativo o de la falta de acompañamiento de la familia de los alumnos. Sienten que deben soportar en soledad la relación con padres y alumnos que presentan problemas, percibiéndose sobrecargados en múltiples tareas y exigencias.
Sin embargo, como he apuntado en el preámbulo, en mi época del Infanta  el lugar del docente era el  saber y el poder, fundamentándose en el principio de autoridad. En el COLEGIO INFANTA MARÍA TERESA, los castigos estaban a la orden del día y, según quien los aplicara, podían ser degradantes para el alumno. Cualquier falta o incumplimiento de la norma, por leve que fuera, podría ser merecedora de  penalización. La sola presencia de Carrascosa y su actitud altiva bastaba para imponer disciplina, por eso no importaba si alguna vez se excedía, desatando el temor en las conciencias
D:Manuel Carrascosa, director en los sesenta
La puesta de límites para favorecer el aprendizaje pasa a ocupar un lugar central, que deriva en excesos e insuficiencias y conduce a la cuestión de la disciplina. La palabra disciplina disponía de un doble significado estrechamente vinculado a lo educativo. Con referencia tanto a las áreas del conocimiento, como a las reglas que mantienen el orden y la obediencia. Un aspecto positivo de esta acepción relacionaba la disciplina con una forma de autodominio, que permitía alcanzar metas a pesar de los obstáculos.  La disciplina se orientaba a enseñar a obedecer mas que a ayudar a reflexionar.
Cuando a mis hijos, ya mayores, les contaba que para mis padres el profesor siempre tenía la razón y aunque no la tuviera había que dársela en base al sentido de autoridad; mis hijos flipaban.
Que un inspector como Zarco hiciera ponerse firme a un joven y ante todos sus compañeros le propinara guantazo tras guantazo durante un buen rato y cuando el alumno se llevaba la mano a su rostro, comenzaba otra sesión de tortazos….. O castigar a un alumno, por saltase una clase, con domingos indefinidos toda una pasada. El nivel de castigos no se ajustaban a la falta y la dignidad del alumno se sentía seriamente afectada. Había varios profesores  a los que nunca vi poner la mano encima a un alumno, otros sin embargo lo tenían por norma, especialmente los inspectores con algunos alumnos. Efectivamente, eran otros tiempos y a nosotros nos suponía hacernos unos hombres de provecho.
Tengo constancia que diariamente estos trabajos los leen unas cuatrocientas personas. Esto me anima a seguir escribiendo. Sin embargo me gustaría tener más aportaciones de los lectores ex colegiales, con comentarios en el blog y poder establecer un debate de opinión.

Comentarios

  1. Miguel Angel Barroso Lanza27 de julio de 2016, 0:48

    Buenas noches chaval. En el blog ni puedo de momento poner un comentario por lo que te apunte hace unos dias.
    Has explicado perfectamente lo que era el tema relación profesor - o inspector- con el alumno y su firma de enseñar.
    Al ser externo, no conocías lo que ocurría después de las clases como el vergonzoso "politburó" que consistía en un castigo tremendo: El profesor de turno te castigaba a pasar las horas que el quisiera a la puerta de su cuarto.
    A las 21,15 se iban al dormitorio a acostar, pero el castigado tenía que permanecer a la puerta del cuarto del inspector, que tranquilamente se marchaba a cenar y casi siempre, después, sr largaba al barrio a tomarse sus copas, volviendo en ocasiones a altas horas de la madrugada con algún vino de más y, si encontraba dormido al
    castigado la emprendía a golpes con el.
    Esto sirmpre ocurría con los pequeños, con los mayores no se atrevían.
    Este tipo de castigos era común de todos los inspectores, si bien, algunos se prodigaban
    más.
    Era una disciplina paramilitar donde al alumno nunca podia tener razón; aunque creo que todo ello era cuestion de la época en que nos

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    1. Querido Miguel, esta sanción no la conocía y mucho me temo que Carrascosa tampoco, estas experiencias degradantes para un niño sobrepasaba, con mucho, el concepto de disciplina. Es tortura infantil pura y dura. Entre los inspectores había de todo, algunos eran verdaderos patanes indocumentados. Otros. Por el contrario, como Álvarez Blanco, eran personas ilustradas que ayudaban a los alumnos.

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  2. Herminia Muñoz Lazaro27 de julio de 2016, 0:51

    !! Qué tiempos Jesús !!. En Juncarejo, también repartían coscorrones.

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  3. Juan Jose Osma Maeso27 de julio de 2016, 17:08

    Buenas noches, yo soy como tu, mediopensionista, 63 al 67, y no dejo ni una coma de lo que relatas, ni yo mismo!!!
    Estaba e hice Bachiller, mi curso era de Giro lopez, Sola Sanchez,Salas Perez, Bogajo Lopez,Trujillo, etc etc tuve algun hostion de Zarco pero sobre todo de "mi Donato"..... Y comparto totalmente lo que dices y tus vivencias, eran mias tambuen
    Un abrazo

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    1. Los inspectores ni sacados de una película de terror, los Donatos los Solorzanos e Zarco, eran pateticos

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  4. Yo también padecí esos acosos, hasta que me harté y revelé, no volvieron a tocarme. Había inspectores-profesores, entre ellos el 'poeta' que era educado, preparado y sobre todo muy humano, lo recuerdo con cariño, me ayudó mucho. Un abrazo a todos desde Huelva

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  5. Cuando hablo del inspector, posteriormente profesor me refiero D. Ángel, tenía una novia del barrio -creo que era maestra- guapísima, desgraciadamente fallecida hace no mucho. Él sigue siendo vecino del barrio, muy amigo de De la Monja -que creo no anda bien de salud. D. Ángel, gran escritor y poeta, ganó la flor de plata, en las fiestas de mi pueblo, 'Fiesta de la Vendimia' en La Palma del Condado (Huelva). Gran persona D. Ángel, es jerezano.

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