Ante el tema griego.
Decía
Gandhi, No hay peor violencia que obligar a morir de hambre.
Cuando expulsaron de Atenas por
falsificar moneda a Diógenes de Sinope, él se defendió alegando que únicamente
había hecho lo que el oráculo le había aconsejado. “vosotros me condenáis a irme de Atenas, y yo os condeno a
vosotros a que os quedéis”.
El
discurso del presidente griego dado a su nación empezaba así: Desde hace ya seis
meses, el gobierno griego ha estado librando una batalla en condiciones de
asfixia económica sin precedentes, con el fin de implementar el mandato que el
pueblo nos legó el 25 de enero. El objetivo por el que estábamos negociando era
poner fin a la austeridad, y permitir así que la prosperidad y la justicia social
regresaran a nuestro país.
Grecia
debería abandonar Europa, el euro y todo el lastre que la está hundiendo y
comenzar una larga y dolorosa travesía por el desierto de final tan incierto
como esperanzador. Debe decidir si prefiere someterse a las condiciones de los
gestores de los acreedores o romper las exigencias y comenzar en solitario una
andadura llena de dificultades y penurias. Pero en cualquier caso, el apoderado
habrá cumplido con rigor y profesionalidad y los ciudadanos griegos se harán responsables
de su destino. Desde luego resulta pasional romper las normas y apearse del
tren europeo. Lo pragmático pudiera ser seguir viaje en él, aun rindiéndose a
las humillantes condiciones de los acreedores. Como ya hemos indicado, sí
decide bajarte, le espera una vida severísima, pero que será suya. Si concluye
continuar, el viaje presentará nuevos y graves obstáculos y su vida ya no será
autónoma. Si se baja del tren, posiblemente otros viajeros, también
decidieran bajarse, entoces sí se generaria un grave problema y el tren podría
descarrilar.
Si
Grecia se aviene, todo seguirá igual. La izquierda podrá comenzar a hacer
camino al andar, aunque los griegos vayan descalzos. Pero de una vez por todas
habremos salido de esta angustia de Europa y sus inhumanos rectores e
insolidarios países.
Entonces
Syriza deberia avisar a los países ricos de Europa: si nos salimos será con
todas las consecuencias, vamos a nacionalizar la miseria. Toda la miseria. Ya
que nos obligan a vivir como hace décadas.... y hay que demostrarles que
la jugada llevada más allá de ciertos límites tiene consecuencias. Funestas
también para ellos.
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