Se hace difícil creer a este Gobierno,
LOS NUEVOS EMPLEOS
Se hace difícil creer a este
Gobierno, sobre todo cuando asegura que la época de recortes ha terminado ya.
Lo dijo al presentar sus últimos cambios en materia tributaria y lo ha repetido
ahora, tras la divulgación de un inquietante documento de 255 medidas para
reducir aún más el gasto público. Entre ellas, nuevas fórmulas de copago
sanitario, el aumento del número máximo de alumnos por clase y otro hachazo al
sueldo de los funcionarios. JAMAS DE LOS SUELDOS DE LOS POLITICOS.
Además, para satisfacción de quienes protegen
las políticas del Gobierno desde el PP y sus aledaños, el número de personas
inscritas en las oficinas del antiguo INEM disminuyó en 111.916 a lo largo del mes,
dejando la cifra total en 4,57 millones. Ese descenso del paro registrado
coincidió, además, con un crecimiento nada despreciable de los trabajadores que
cotizan a la Seguridad Social, que aumentaron en 198.320. Como ocurre casi
siempre en la temporada turística de verano, el gran tirón del empleo lo
proporcionó la hostelería, en la que encontraron colocación uno de cada tres
nuevos cotizantes; seguida del comercio, con 14.081. Esta aparente mejora, sin
embargo, tiene una indudable cara oscura: del millón y medio de contratos
suscritos en mayo, sólo 64.723 fueron indefinidos y a jornada completa,
mientras que el 95,6% restante eran temporales, a tiempo parcial o la dos cosas
a la vez.
Frente a estos datos objetivos, habrá
quien aduzca (como hacen con frecuencia los habituales palmeros del Gobierno)
que, con la que está cayendo en España, más vale tener un trabajo en
condiciones escasamente satisfactorias que no tener ninguno. Pero ésa no es la
cuestión: lo que confirman una vez más los registros del antiguo INEM es que
los empresarios siguen sustituyendo empleo estable por otro de peor calidad,
amparándose en las amplias posibilidades que les abrió la reforma laboral de
febrero de 2012.
Gracias a ella, acometieron con
verdadera fruición (y por cuatro duros) una limpieza a fondos de sus
plantillas, que se tradujo en la desaparición de más de un millón de empleos
durante los dos primeros años de la presente legislatura. Y, al mismo tiempo o
inmediatamente después, cubrieron sus necesidades de personal con contratos
basura, mucho más baratos y precarios que los anteriores, hasta el punto de
convertir a sus nuevos trabajadores en pura y simple carne de cañón.
És la dura realidad del mercado laboral
que el gobierno ha querido para los españoles y que, si nadie lo remedia, el PP
nos va a legar, como parte de una herencia llena de agravios para la inmensa
mayoría de los trabajadores.
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