Las “gentes” que dicen ser políticas

CUANDO SE MAXIMIZA EL PODER LA POLÍTICA NO FUNCIONA.

 

Quienes dieron los primeros pasos del proceso de transición, tuvieron muy presente, aunque no la hubieran vivido directamente tanto en la izquierda como en la derecha la Guerra Civil. Sabían de la necesidad de una democracia pactada, que no es una democracia traicionada. El pacto es la expresión de un acuerdo y así debe ser una buena Constitución si se desea estable, así ha sido desde los griegos. El pacto no se consideró torpe, ni que sirviera para tapar vergüenzas, se hizo voluntariamente, con conocimiento y paso firme. La Transición fue un acto positivo, democrático, del que nadie se avergonzará; la vergüenza sería la guerra, no el pacto.

En la actualidad, estamos viviendo una época convulsa por los continuos escándalos que nos están ofreciendo algunas de las “gentes” que ostentan el poder político en la España ya vertebrada. No creo que el problema de los políticos sea la venalidad, la codicia y la corrupción. El problema de los políticos es su soberbia y su abuso de poder, en contra de esa versión popular sobre su corrupción. Los corruptos son “gente” no políticos que se aprovechan de los resquicios del sistema.

No tenemos más que asomarnos a la escena pública de algunos ayuntamientos para darnos cuenta de la tipología de aquellas personas que están decidiendo sobre asuntos municipales sin el menor conocimiento de su contexto y con la mirada puesta en sacar el mayor beneficio personal posible de sus acciones públicas.  Sin embargo, cuando esta realidad ya ha sido suficientemente contrastada por acontecimientos concretos que fueron punibles por la justicia. Y cuando el resto de los políticos del partido intentan justificar aquello difícilmente perdonable dentro del estado de derecho. 

Por otra pare no creo que los políticos maximicen el dinero, maximizan el poder, que creo es más peligroso.

Si una sociedad democrática sigue manteniendo en el poder a este tipo de políticos, a pesar de conocer sus verdaderas intenciones, está condenada al ostracismo más absoluto y no tiene derecho a recurrir ni al pataleo.