A las mujeres maltratadas
LA VIOLENCIA PSICOLÓGICA Y
SEXUAL QUE LAS MUJERES SOPORTAN EN SU VIDA COTIDIANA.
La violencia contra la mujer tiene hondas raíces sociales y
culturales, un origen plural y se ha utilizado como un instrumento para
mantener la discriminación, la desigualdad y las relaciones jerárquicas de
poder de los hombres sobre las mujeres.
En todos los
procesos de violencia hacia las mujeres subyace un elemento transversal que es
la socialización de género. Por un lado, la posición de poder en que los
hombres son educados y el modelo de relación de control-dominio que aprenden a
establecer con las mujeres, y por otro, la posición de sumisión, dependencia e
inseguridad en la que son educadas las mujeres. La interacción entre ambos
fenómenos de origen social y cultural, la forma en que se construyen las identidades,
el modelo familiar y otros factores de origen estructural, facilitan la
aparición y el mantenimiento de la violencia de los hombres hacia las mujeres. Además,
la desvalorización social de lo femenino, la falta de poder y de reconocimiento
de su autoridad, son factores que han contribuido también a que las mujeres se
conviertan en víctimas de violencia.
Son ejemplos
de violencia contra las mujeres: el maltrato en el ámbito de pareja, las
agresiones y abusos sexuales dentro y fuera del ámbito familiar, las prácticas
culturales que atentan contra la integridad física de las mujeres, el tráfico y
la explotación sexual, el uso de las violaciones como arma de guerra, la
reclusión en el ámbito domestico así como la imposición de roles o
comportamientos tradicionalmente asignados a la mujer. Con respecto al ámbito
de las relaciones de pareja, la representación social y mental del maltrato suele
corresponder a formas de violencia física que tiene efectos graves en la salud,
o que puede incluso producir la muerte. Sin embargo, cuando hablamos de malos
tratos, nos referimos también a la violencia psicológica y sexual que las
mujeres soportan en su vida cotidiana; se trataría de una violencia menos
visible pero no por ello menos perjudicial para la salud física y mental. Otra
forma de maltrato psicológico que una gran proporción de mujeres está
sufriendo, que produce estragos en su autoestima y en su desarrollo personal y
autonomía, es el maltrato económico. Cuando el maltratador controla el dinero y
le impide disponer de él, toma decisiones unilaterales de su uso, se apodera de
los bienes y del patrimonio familiar e incluso le puede dificultar tener un
trabajo asalariado.
El avance
social, protagonizado especialmente por las mujeres, en la lucha contra la
violencia de género ha tenido como uno de sus resultados un marco normativo que
define claramente qué es violencia de género y cuáles son sus causas, así como
establece mecanismos para erradicar esta lacra social.
También limita
la violencia de género a la violencia física, psicológica, incluidas las
agresiones a la libertad sexual, las amenazas, las coacciones y la privación
arbitraria de libertad. Además, amplía la tipología de conductas que
constituyen violencia de género, incluyendo la violencia económica, sexual y
los abusos sexuales.
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