El poder y la condición humana: más allá de las ideologías

 


El latrocinio involucra a representantes del PSOE

En los últimos días hemos sido testigos de hechos polémicos de latrocinio que involucra a representantes del PSOE. Para algunos, esto puede parecer una contradicción frente a los valores que esta ideología afirma defender: justicia social, solidaridad, igualdad. Sin embargo, lo cierto es que este tipo de comportamientos no son exclusivos de una corriente política.

Lo hemos visto antes en otros partidos, de ideologías opuestas, lo cual debería llevarnos a una reflexión más profunda: el problema no está en la ideología, sino en la condición humana de quienes ostentan el poder.

La historia política ,tanto reciente como lejana, está plagada de ejemplos en los que líderes de distintas tendencias han caído en prácticas cuestionables: corrupción, clientelismo, tráfico de influencias, abuso de autoridad. Y aunque cada ideología tiene su discurso y sus valores, ninguna está blindada ante la posibilidad de que sus representantes los traicionen. Es más: a menudo, quienes más alto se elevan en sus proclamas éticas, más dolorosa es la caída cuando se descubre que no han actuado de acuerdo con ellas.

Esto nos enseña que el poder, más que corromper por ideología, pone a prueba el carácter de quienes lo ejercen. Y que, por encima de las etiquetas políticas, debemos fortalecer los mecanismos de control, exigir transparencia y apostar por instituciones independientes que actúen como contrapeso. Lo importante no es solo que los partidos digan "qué quieren hacer", sino que estén dispuestos a someterse a reglas claras que eviten que el poder se convierta en privilegio o impunidad.

Por eso, más que indignarnos selectivamente cuando el escándalo afecta a “los otros”, deberíamos tener una postura coherente que exija integridad y rendición de cuentas a todos por igual. Porque al final, lo que está en juego no es solo la reputación de un partido o una ideología, sino la confianza en la democracia misma.

 

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