La sentencia “cualquier tiempo pasado fue mejor” y su vínculo con la obra de Jorge Manrique y las Escrituras.

El análisis del poema de Manrique no afirma directamente que el pasado sea mejor, sino que señala que “a nuestro parecer” así lo parece. Esto introduce un elemento subjetivo: la nostalgia o idealización del pasado como un reflejo de lo que el presente no puede ofrecernos.

Sin embargo, Manrique, desde su perspectiva, orienta su visión hacia la esperanza del futuro eterno, argumentando que lo realmente valioso no se encuentra ni en el pasado ni en el presente fugaz, sino en lo que está por venir. En el Antiguo Testamento, el libro del Eclesiastés no solo menciona el dicho, sino que lo critica como una postura poco sabia. La sabiduría no se encuentra en añorar el pasado, sino en vivir con prudencia y justicia en el presente. Este enfoque promueve una actitud proactiva y equilibrada, centrada en la virtud y no en la nostalgia.

Sin embargo, la crisis moral que vivimos ahora, junto con otros problemas como el materialismo, la corrupción y la polarización social, dificultan una visión optimista del futuro. En este contexto, el texto menciona una reflexión del Papa Francisco, quien advierte contra la tentación de regresar a una “normalidad” que en muchos casos estaba marcada por el egoísmo y el consumismo. La llamada es, en cambio, a aprovechar la crisis como una oportunidad para construir una sociedad más solidaria y consciente.

El texto plantea una tensión entre los que buscan regresar a las dinámicas del pasado y aquellos que buscan un cambio profundo. La reflexión subyacente es que desear el retorno al pasado puede ser una forma de evitar los retos que plantea el presente para imaginar un futuro distinto. Aunque los recuerdos del pasado pueden traer consuelo, idealizarlo puede impedirnos reconocer sus fallas y las posibilidades de mejora en el presente.

El interrogante inicial, como contrapunto al refrán, invita a analizar nuestra relación con el tiempo. ¿Es el pasado realmente mejor, o es nuestra percepción lo que lo embellece? A través de las palabras de Manrique, el Eclesiastés y el Papa Francisco, el texto nos anima a mirar más allá de la nostalgia y a enfocarnos en la construcción de un presente significativo y un futuro esperanzador. Solo con sabiduría y compromiso podemos superar las crisis actuales y avanzar hacia un horizonte más justo y solidario.

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