jueves, 21 de marzo de 2024

No se puede seguir tolerando insultos y descalificaciones entre partidos políticos.

 

Los partidos políticos se han convertido en instituciones para defender intereses particulares

Un ciudadano con inquietudes, que no busque un cargo público, no tiene nada que hacer en el PP, PSOE…. En las reuniones casi todos los militantes que asisten tienen un cargo público o han conseguido su trabajo gracias al partido.

El espectáculo que ofrecen los políticos parlamentarios, de uno y otro bando, es deplorable cuando la democracia se basa en diálogo, debate y búsqueda de consensos.

Es fundamental que los representantes políticos abandonen la confrontación permanente y se centren en trabajar juntos por el bien común. Deben ser capaces de escucharse, comprender las diferentes perspectivas y encontrar puntos en común para poder avanzar.

Los ciudadanos tenemos derecho a una clase política que esté a la altura de las circunstancias. No se puede seguir tolerando un comportamiento irrespetuoso, con insultos y descalificaciones constantes, que no solo crea un ambiente hostil y poco edificante para la ciudadanía, sino que dificulta la búsqueda de soluciones a los problemas reales.

Los partidos políticos se han convertido en instituciones para la defensa de intereses particulares e incapaces de articular una salida creíble a los problemas que nos afectan desde hace años. La democracia española se ha degradado tanto que lo único importante que se dirime en las elecciones es quién gestionará la licitación pública, las subvenciones y la regulación. Es decir, las elecciones deciden a los amigos de quién irán a parar los despojos de la acción política.

Otras cuestiones como, por ejemplo, qué hacer con los parados, cómo mejorar la enseñanza, cómo acabar con la corrupción… acaban siendo irrelevantes porque los principales partidos no tienen propuestas diferenciadas sobre cómo resolver estos problemas.. Los programas electorales acaban siendo o sartas de ocurrencias o propuestas destinadas a no cumplirse.

Es necesario un cambio de actitud por parte de todos los actores políticos. Se debe recuperar el espíritu de consenso y diálogo que caracterizó a la Transición española. Solo así se podrá construir un futuro mejor para el país y establecer un código de conducta que debería incluir normas de comportamiento y comunicación que fomenten el respeto, la tolerancia y que las nuevas generaciones aprendan desde pequeños la importancia de la convivencia pacífica y el respeto a las diferentes ideas.

La democracia española es un bien preciado que debemos cuidar entre todos. Es responsabilidad de los políticos, pero también de la ciudadanía, trabajar para mejorar el clima político y construir un país más justo, próspero y tolerante.

Actualmente los partidos mayoritarios españoles, no son canales de participación política. Un ciudadano con inquietudes, que no busque un cargo público sino un marco de discusión política de sus ideas e iniciativas y una canalización de su tiempo hacia actividades socialmente útiles, no tiene nada que hacer en una agrupación del PP, del PSOE. En las reuniones  casi todos los militantes que asisten tienen un cargo público o han conseguido su trabajo gracias al partido. No se entendería  que alguien fuese a las reuniones con objetivos distintos a los de conseguir un cargo o un puesto de trabajo. ¿A qué viene? ¿A espiar? ¿Quién lo envía?... En el diseño español, la única participación política que se espera de la ciudadanía es que acuda a las urnas cuando se convocan elecciones.

La clase política española no es capaz de articular respuestas creíbles que requieran visión del futuro para saber tirar de la sociedad hacia ese futuro verdaderamente democrático. Ya que hasta ahora el precio que se ha pagado en términos de corrupción, ineficiencia y desmoralización de la sociedad haya sido muy alto. Pero en la agenda de los tiempos está el cambio, no la estabilidad. Para conseguirlo tiene que ser la sociedad civil la que, movilizándose, tome el protagonismo y exija los cambios necesarios. Si no lo hace, las cosas seguirán empeorando.

martes, 5 de marzo de 2024

 

En tiempos de incertidumbre y sufrimiento.

La comprensión y aplicación de la verdad pueden ser herramientas poderosas para encontrar la paz interior y la felicidad. La conexión entre la paz de conciencia y la paz mental es fundamental para el bienestar emocional y espiritual.

Cuando actuamos de manera coherente con nuestros valores y principios, experimentamos una sensación de tranquilidad interior y satisfacción. Con una mente calmada y serena, libre de preocupaciones excesivas y ansiedad.

Vivir de acuerdo con la verdad y los principios éticos puede ayudarnos a alcanzar tanto la paz de conciencia como la paz mental. Por ello es importante recordar que cada persona puede tener su propia comprensión de la verdad y sus propios principios fundamentales. Lo que funciona para uno puede no ser aplicable a otro. Sin embargo, el proceso de explorar nuestras creencias y valores y vivir de acuerdo con ellos de manera auténtica, puede ser un camino hacia una vida más plena y significativa, incluso en tiempos difíciles como los que vivimos ahora con conflictos como los de Gaza y Ucrania que son extremadamente desafiantes, no solo para las personas directamente involucradas, sino también para el mundo en general. Estos conflictos traen consigo un gran sufrimiento humano, pérdida de vidas, desplazamiento de poblaciones y una profunda sensación de angustia y desesperación.

Es comprensible que, ante tales situaciones de violencia y sufrimiento, la búsqueda de la verdad, la comprensión y la paz se vuelva aún más urgente. Sin embargo, la complejidad de los conflictos a menudo implica que no hay soluciones simples o fáciles pero se requiere un compromiso firme con la justicia, el diálogo constructivo, la compasión y el respeto mutuo para abordar estas crisis de manera efectiva.

En momentos de crisis, es importante que la comunidad internacional trabaje en conjunto para promover la paz, la reconciliación y la justicia. Esto puede implicar esfuerzos diplomáticos, ayuda humanitaria, mediación de conflictos y apoyo a iniciativas de construcción de paz a nivel local y nacional. Además, es esencial que las personas en todo el mundo se comprometan a promover la empatía, la comprensión y el respeto por la dignidad humana, independientemente de las diferencias culturales, religiosas o políticas. La educación, el diálogo intercultural y la promoción de los derechos humanos son herramientas clave para construir un mundo más pacífico y compasivo.

En última instancia, aunque enfrentamos desafíos significativos en el mundo actual, es importante mantener la esperanza y trabajar juntos para construir un futuro más justo, pacífico y sostenible para todos. Cada pequeño acto de compasión y solidaridad puede marcar la diferencia en la vida de quienes están sufriendo y contribuir al avance hacia un mundo más justo y pacífico.

Buscar la felicidad es una parte fundamental de la experiencia humana. Y tomarse el tiempo para reconocer y apreciar las cosas buenas de la vida puede ayudar a cambiar tu enfoque hacia lo positivo y a cultivar una sensación de felicidad y satisfacción. Debemos priorizar el bienestar físico, emocional y mental. Esto puede incluir hacer ejercicio regularmente, comer saludablemente, dormir lo suficiente y practicar técnicas de manejo del estrés como la meditación y la respiración profunda. Tener amigos, familiares y seres queridos son fundamentales para la felicidad. Dedica tiempo y esfuerzo a cultivar relaciones positivas y significativas en tu vida. También busca actividades y pasatiempos que te brinden un sentido de significado y propósito. Esto podría incluir, contribuir a tu comunidad o ayudar a los demás de alguna manera. Encontrar un equilibrio saludable entre trabajo, tiempo personal, relaciones y actividades recreativas. Asegúrate de reservar tiempo para hacer las cosas que disfrutas y que te recargan.

La felicidad no siempre se encuentra en grandes logros o momentos espectaculares. Aprende a apreciar y encontrar alegría en las pequeñas cosas de la vida cotidiana y recuerda que la felicidad es un viaje y no un destino final. Se trata de encontrar alegría y satisfacción en el viaje mismo, en lugar de buscar constantemente la felicidad en algún lugar fuera de ti mismo. Además, es importante ser realista y comprender que es normal experimentar altibajos emocionales en la vida. La felicidad no significa estar siempre feliz, sino encontrar un sentido de bienestar y satisfacción general incluso en medio de los desafíos y dificultades.

  U n socialista, no debería estar de acuerdo con el pacto entre socialistas en Cataluña. Cada persona mira a través de un cristal de di...