Mucho más que sólo el voto cada cuatro años
POR OTRA DEMOCRACIA
MÁS REAL Y MÁS PARTICIPATIVA.
La sociedad en su conjunto se ha dado cuenta que existen
cauces participativos a través de las redes sociales y la calle y están exigiendo
a los partidos políticos otras vertientes que permitan a los ciudadanos estar más
presentes en el devenir de la gestión política, por encima de una asistencia a
las urnas cada cuatro años.
Resulta imprescindible, valorar las condiciones
concretas de cada situación histórica para buscar respuestas efectivas. La
historia política desde la transición, viene marcada por un poderoso sistema
bipartidista con la ayuda de nacionalismos excluyentes como el
catalán y vasco cuando ha hecho falta, este sistema impone una rotunda inercia
neoliberal de privatizaciones, desmantelamiento del Estado y deterioro de los
derechos laborales. El bipartidismo afecta al funcionamiento de sectores tan
importantes como la justicia y la comunicación. El sistema necesita que el
descrédito del PP se convierta en un granero de votos para el PSOE y los
desencantos del PSOE en un caldo de cultivo para el PP. Sus peleas y sus
errores son en el fondo un servicio de ayudas mutuas.
Desgraciadamente para muchos desengañados, el PSOE es
experto en resucitar. Se sabe. Llega al poder, ofrece un respiro en derechos
cívicos degradados por la derecha y luego vuelve a rodar en favor de los
bancos, las leyes hipotecarias y las reformas laborales exigidas por los
grandes empresarios. Parece que se hace necesario darse un respiro y permitir
la entrada de nuevos aires que posibiliten un sistema de representación más
participativo y democrático.
La crisis política y económica ha sido tan grave en
estos años que la indignación cívica y la rebeldía son ahora un factor
poderoso. Con una ley electoral y una situación mediática y económica tan
hostil a la verdadera representación popular, la única manera de hacer efectiva
esta rebeldía contra el bipartidismo es la constitución de un frente amplio que
permita un vuelco significativo del paisaje parlamentario. Las fuerzas a la
izquierda del PSOE coinciden en un 90 % en su lectura de la realidad.
Fragmentar, disgregar, romper, hacer inviable ese frente amplio es un acto de
irresponsabilidad.
Las situaciones de crisis graves alientan el
populismo. Esas apariciones no son populistas y tienen incluso un significado
sólido y mucho valor político. Pero tienen también una limitación y una
irresponsabilidad: fragmentar, romper la unidad necesaria. Esta
irresponsabilidad está causada casi siempre por otra irresponsabilidad más
grave: el estancamiento de la fuerza mayoritaria de la izquierda, que prefiere
convertirse en un tapón antes que poner en duda sus redes de control interno.
Negarse a construir un marco cívico común para elegir a sus candidatos en unas
primarias supone un error muy grave.
Comentarios
Publicar un comentario