UNA BURRADA
EXPLICACIÓN SENCILLA LA CRISIS
Hace algunos días se solicitó a un prestigioso asesor financiero
que expusiera de una forma sencilla la crisis que estamos viviendo, para que la
gente de a pie entendiese sus causas y consecuencias. Este fue su relato:
ACTO 1º
Un hombre se presentó en una
aldea en la que nunca había estado antes y ofreció a sus habitantes 100 euros
por cada burro que le vendieran.
Buena parte de la población
le vendió sus animales. Al
día siguiente volvió y ofreció mejor precio: 150 por cada burrito.
Otra buena parte de la
población vendió los suyos.
Volvió un día después y
ofreció 300 euros.
El resto de la gente vendió
los últimos burros.
Al ver que no había más
animales disponibles, el hombre ofreció 500 euros por cada burrito, dando a
entender que los compraría a la semana siguiente, y se marchó.
ACTO 2º
Al día siguiente mandó a la
aldea a su ayudante con los burros que había comprado, para que los ofreciera a
400 euros cada uno.
Ante la posible ganancia a
la semana siguiente, todos los aldeanos compraron los burros a 400 euros. El
que no tenía dinero lo pidió prestado. De hecho, compraron todos los burros de
la comarca.
Como era de esperar, el
ayudante desapareció, igual que su jefe, y nunca más se supo nada de ellos.
ACTO 3º
Resultado: la aldea quedó
llena de burros y de endeudados.
Hasta aquí lo que contó el asesor.
Veamos lo que ocurrió
después:
Los que habían pedido dinero
prestado, al no vender los burros, no pudieron pagar los préstamos.
Los que habían prestado
dinero se quejaron al ayuntamiento diciendo que si no cobraban, se arruinarían,
y entonces no podrían seguir prestando… y se arruinaría también todo el pueblo.
ACTO 4º
Para que los prestamistas no
se arruinaran, LA ALCALDESA, en vez de dar dinero a la gente del pueblo para
pagar las deudas, se lo dio a los propios prestamistas. Pero estos, ya cobrada
una gran parte del dinero, no perdonaron las deudas a los del pueblo, que
siguieron igual de endeudados.
LA ALCALDESA dilapidó así el
presupuesto del ayuntamiento, que quedó también endeudado. Entonces pidió
dinero a otros ayuntamientos, pero éstos se negaron a ayudarle porque, como
estaba en la ruina, no podría devolver lo que le prestasen.
DESENLACE
El nuevo resultado: los
listillos del principio, forrados.
- Los prestamistas, con sus
ganancias resueltas y un montón de deudores a los que seguir cobrando lo que
les prestaron más los intereses, e incluso adueñándose de los ya devaluados
burros con los que nunca llegarían a cubrir toda la deuda.
- Mucha gente arruinada y
sin burro para toda la vida.
El ayuntamiento igualmente
arruinado.
EL RESULTADO ¿final?:
Para solucionar esta
preocupante situación y salvar a todo el pueblo, el ayuntamiento…
¡¡ BAJÓ EL SUELDO A SUS FUNCIONARIOS.!!
FIN DE LA PRIMERA PARTE
el burro es muy sensible a los malos tratos, el burro se niega a responder a ningún estímulo que provenga de sus maltratadores, de ahí su fama de terco. Ahora bien, en un entorno favorable, su respuesta a los problemas es sorprendente. No en vano, sus parientes salvajes asiáticos y del cuerno de África, con fama de indomesticables, sobreviven gracias a su astucia en regiones tan áridas que casi ningún otro mamífero logra hacerlo. No extraña pues que en la Antigüedad el burro fuera un animal muy valioso y que fuera requerido por sus cualidades, nobleza y austeridad alimenticia. En Grecia y Roma, el carácter del asno se usaba como ejemplo de virtud para los ciudadanos y, tanto en el mundo árabe como cristiano, la tradición religiosa lo veneraba como montura de Mahoma y Jesucristo. Por último, durante siglos se trazaron los caminos de montaña siguiendo los pasos del burro, pues siempre elige la pendiente más suave.
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