jueves, 24 de enero de 2013

Para que exista democracia.




Cada día crece más el número de ciudadano decepcionados y enfurecidos por los abusos  de políticos


También crece vertiginosamente el número de los que exigen cambios constitucionales profundos, no simples retoques, los que demandan que se supriman los excesivos puestos y cargos políticos existentes y que se despoje a los partidos de parte del poder desmesurado que han acumulado y a los políticos de sus privilegios desproporcionados. 

En lugar de asumir el desprecio ciudadano y su descrédito como la enorme tragedia que representa para un sistema democrático que los ciudadanos recelen y desconfíen de sus líderes, los políticos españoles esconden la cabeza, cierran los ojos y taponan sus oídos, mientras defienden en público que el rechazo que ellos provocan se debe únicamente a la crisis económica y a las medidas adoptadas para combatirla, especialmente a las subidas de impuestos y recortes. Sin embargo, la verdad es muy distinta: los políticos españoles son rechazados cada día más por su pueblo por sus fracasos, errores, corrupciones, abusos de poder y por los estragos causados a la nación, que van desde la liquidación de la democracia, sustituyéndola por una partidocracia impresentable, hasta la corrupción institucional, el divorcio con los ciudadanos, la utilización de la mentira y el fracaso de casi todas las líneas políticas abiertas por los partidos, desde la gestión de la economía a la defensa de la Constitución, sin olvidar el fracaso de la cohesión, el desmadre del nacionalismo, la insatisfacción de los administrados, el hundimiento de la escala de valores y la pérdida de peso y prestigio internacional de España. 
Cuando parte de los ciudadanos se lanzan a la calle para protestar, los políticos responden interponiendo a una policía excesivamente represiva entre la protesta y la casta política y defendiendo mentiras y falsedades como la de que "sin políticos no hay democracia", cuando la verdad es que lo único imprescindible para que exista democracia son los ciudadanos. Se trata de una alevosa mentira que quieren hacernos tragar porque lo que impide la democracia no es la ausencia de políticos, sino la inexistencia de sociedad civil y el desprecio a la voluntad popular, dos males que atribulan y a España y que tienen su origen en el fracaso de sus políticos. Es obvio y evidente que España sería más democrática y más justa con menos políticos, con menos instituciones inútiles y con menos privilegios de casta para la clase política que, cada día más, se convierte en la diana del rechazo y el reproche de una ciudadanía española que, en democracia, debe ser soberana y decisiva. 
Los ciudadanos españoles echan de menos y exigen a los políticos que reconozcan sus errores y que pidan perdón por los daños causados a la sociedad. Ningún político ha pedido jamás perdón en público por lo que ha hecho, a pesar de haber sido sorprendido con las manos en la masa y, en algunos casos, condenado a prisión. Ninguno de ellos ha denunciado a los corruptos y sinvergüenzas que se sentaban en los bancos contiguos o a sus compañeros de partido y gobierno, autores de abusos y desmanes, habituados a utilizar el dinero público y el engaño como herramientas para incrementar el poder. Ese silencio cobarde frente al abuso y la corrupción convierte en cómplice y en culpable a la totalidad de "la casta".

Casi todo el sistema está adulterado y la democracia ha sido envilecida por los partidos hasta extremos inaceptables. Uno de los ejemplos más notables de degradación es el que afecta a la impunidad práctica de los políticos, instaurada "de facto" por los partidos con su dominio sin controles suficientes de las instituciones del Estado. Los que ostenten cargos políticos deben estar sometidos, en democracia, a una ley penal más dura que los ciudadanos ordinarios. En España ocurre justo lo contrario y con sólo dimitir los sinvergüenzas y chorizos ya quedan libres de culpa y de devolver lo robado.

1 comentario:

  1. Jesús, se nota tu cabreo institucional por lo que esta ocurriendo en la Universidad Publica

    ResponderEliminar

  U n socialista, no debería estar de acuerdo con el pacto entre socialistas en Cataluña. Cada persona mira a través de un cristal de di...